Y tenían que amarse o destruirse

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Ranma ½ y todas sus situaciones y personajes son propiedad de Rumiko Takahashi.

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~Sinalefa

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5.- Y tenían que amarse o destruirse

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Cologne, sin apartar la vista del viejo de la luna, tragó varias veces y se aclaró la garganta antes de hablar.

—Pero... ¿por qué? ¿Por qué hizo eso con ellos? ¿Por qué los ató? —Las preguntas casi se le atascaban en la boca.

El viejo de la luna soltó un largo suspiro de satisfacción.

—Mi trabajo es muy delicado y posee una gran belleza, se trata de echar las semillas del destino en tierra fértil, verlo crecer y ramificarse, verlo tejer una red fuerte y de sólido entramado entre dos almas. ¡Cuánta poesía! No se imagina la maravilla —exclamó el viejo con los ojos empañados de emoción—. Siempre es una sensación única, pero con Ranma Saotome y Akane Tendo sabía que sería distinto, desde el comienzo en que el lazo entre esos dos fue producido. En aquel momento no me imaginaba lo que me vería obligado a hacer años más tarde, pero había algo especial en esa unión, en la forma en que el lazo rojo brilló y reverberó cuando los até, en cómo se tensó, un indicador claro de que se encontrarían temprano... y lo hicieron después de todo, los dieciséis es una edad muy joven (aunque le diré que hay casos más precoces). Pero, como decía, aquello era una maravilla, un perfecto, liso, brillante y sedoso lazo, rojo como la sangre más pura, como las flores más alegres de la primavera, ¡mi gran obra maestra! —El viejo levantó los brazos y las largas mangas de su túnica se balancearon—. Dos almas hechas la una para la otra, una como reflejo de la otra, encajando con maestría como piezas de rompecabezas, las debilidades de uno compensadas con las fortalezas del otro, un amor verdadero. Del real, si es que me entiende, señora, no del amor que venera la belleza física sino la del alma, el amor que perdona, que acompaña, que anima y da fuerzas, el amor que libera y da felicidad. El amor verdadero que tanto se contentan con desgastar, menospreciar y desvalorizar esas historias modernas llenas de trampas, engaños y desconfianza, como si el amor real pudiera quedarse solo con lo superficial que ven los ojos. ¡No!, Ranma Saotome y Akane Tendo eran otra cosa. ¿La perfección? No diré tanto, porque no hay nada perfecto en este mundo excepto yo, y Kami-sama primero, por supuesto... Pero había algo especial en aquel par de criaturitas, algo que ya estaba trazado en el primer reflejo que daba su hilo rojo. Y entonces...

El viejo de la luna se detuvo para tomar aire, dejando caer los brazos, respirando agitado, su larga barba se balanceaba espasmódicamente con cada respiración.

—¿Entonces? —inquirió Cologne expectante, siguiendo el discurso con la boca seca.

—Entonces... ¡Oh, tragedia! —El viejo de la luna alzó de nuevo los brazos como invocando a un espíritu—. Todo se torció, todos mis sueños y mi felicidad se evaporaron en el aire, el hilo comenzaba a cortarse, hebra por hebra se desprendía y mis almas gemelas estaban próximas a alejarse, despedirse para siempre. ¡No podía permitirlo! Ellos, mi mejor creación... —Por un momento su calor disminuyó y adoptó un aire más relajado, acodándose en la mesa para continuar hablando, casi en un tono de confidencia—. Bien, no, no son mi mejor creación, decir eso sería exagerar, en todo caso hay otro par en el que tengo puestas mis más grandes esperanzas —se rió discretamente—, apenas unos niños ahora, pero dentro de un tiempo... ¡Oh! y también están otros dos que uní hace años procurando lo mejor y recién ahora el árbol de mi paciencia da frutos. Pero, aquí entre nos, si quisiéramos hablar de los mejores deberíamos retroceder casi mil años al pasado, ellos eran una pareja digna de verse, paseando por el campo y derrochando amor por todas partes, se miraban y eso era lo que hacía girar al mundo. Pobrecillos, murieron jóvenes —agregó en tono solemne—, pero juntos. ¡Qué historia de amor tan sublime tuvieron!

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