Mariana
- ¿A qué hora te va a dar la gana de terminar de prepararte? -chilla mi padre.
"Puta mierda".
-Ya va, ya va -digo en modo regañadientes.
9 de febrero, estoy aquí terminando de recoger mis cosas para marcharme definitivamente.
Mi corazón siente una fuerte presión y es inevitable pensar que todo tal y como lo conocía hasta ahora desaparecerá. Es decir, eso en cierto modo es mentira, pero se entiende.
-¿Ya estás lista? -pregunta mi madre.
-Si -digo con un suspiro.
-Pues venga, creo que es hora de irnos -apresura ella.
-Necesitaré un momento.
-¿Es en serio Mariana? -replica mi padre- haz lo que te dé la gana, te espero con el coche fuera, si llegamos tarde es tu problema, allá tú.
Recorro la casa en la que he vivido tanto tiempo, con la yema de mis dedos empiezo a rozar cada una de los muebles, ahora vacíos. Pienso en todo el tiempo y en todo los recuerdos que aquí se encierran y que unos inquilinos se van a encargar de reemplazarlos.
Por último llego a mi habitación, me estoy llevando lo importante, pero la pena es que no puedo llevarme este cuarto entero.
En ese momento, noto que mi teléfono vibra, y lo intento coger con mis manos temblorosas:
-¿Qué hija, bajas ya? -habla Raúl, mi queridísimo padre.
Cuelgo. No entienden la importancia que esto supone para mí, rápidamente le doy un beso a cada esquina de mi habitación, me dirijo a la puerta de salida, le echo un vistazo a todo en general y pienso:
"Que os den, jodida pero hermosamente a todos".
................................................................................................................................................................
Llego a mi academia, un autobús gigante tapa la puerta y se oyen los chillidos de mis compañeras.
En cuanto me suba a este autobús, todo esto terminará obligándome a empezar de nuevo.
Hundida en mis pensamientos me encamino detrás del autobús e inesperadamente oigo:
"¡Te echaremos de menos pelirroja!"
Levanto la vista y compruebo que mis 5 amigos más cercanos han venido para despedirse de mí, enseguida comienzo a llorar por undécima vez este día y todos se acercan hacia mí entregándome un paquete muy pequeño.
Sin poder formular palabra alguna lo abro, comprobando que en su interior aguarda un colgante con una medalla en forma ovalada con el mensaje de:
Semper in te, et nobiscum. (siempre contigo, y tú con nosotros).
En la zona baja se diferencia el número 6, porque nosotros siempre fuimos 6, aunque ahora seamos 5 y 1 aparte...
Me lo pongo y abrazo fuertemente a mis amigos.
-Te echaré de menos "japuta" -dice en modo optimista Carlos.
No puedo evitar reír por su comentario. Me llevo grandes recuerdos con él y con todos los aquí presentes.
-¡Es hora de subir! -anuncia mi profesor.
-Hija, cualquier cosa llámame por favor, no olvides que te queremos -dice mi madre depositandome un beso en la frente.
-Si mamá -respondo.
Sin esperarlo noto que unos brazos me rodean la cintura y una fina voz me susurra:
-Siento no haber aprovechado bien el tiempo contigo, pero siempre te voy a querer aunque no haya intentado hacerlo de otra forma.
Es Mónica, me giro y la miro fijamente. Esta mujer me ha traído demasiadas guerras mentales y aunque las cosas no hayan acabado como quisiera, al menos todo lo que sentía se ha disipado y puedo irme tranquila de aquí.
-No te preocupes, todo está bien, gracias por ser mi primer amor sin tan siquiera serlo -digo con una sonrisa.
-Mariana, venga... -me mete presión mi profesor.
Abro mi brazos dando señales de que quiero un abrazo grupal y todos vienen hacía mí.
No lloro esta vez, porque pienso que todo aquí ya está zanjado y me voy feliz de Barcelona.
Me despido de mis padres y ellos también lo hacen mientras me recuerdan que hay que hacer cuando acabe la maratón en Santander.
Subo al autobús y busco un asiento.
Todas mis compañeras están exaltas por nuestro destino, pero claro, ellas volverán. Yo también me encuentro feliz pero melancólica a la vez.
-Mariana puedes sentarte conmigo -dice Estela, una compañera.
Nunca suelo rechazar esa clase de propuestas, pero esta vez prefiero la soledad.
-Oh...lo siento, pero prefiero ir sola, se te va a hacer aburrido ir conmigo con lo que cargo encima-respondo con timidez.
Ella asiente, parece no haberla ofendido, cosa que me alegra. Me siento justo atrás pegada a la ventana, arranca el autobús y todos se despiden de mi con la mano, hago lo mismo pero mandando besos. Una vez que ya no los distingo, me coloco los cascos y reproduzco "No hay manera" del cover de Bely Basarte, esta canción me fascina, lástima no haber encontrado a nadie digno de compartirla conmigo.
Embobada pensando en todo lo que podrá ocurrir una vez allí.
El miedo me invade.
![](https://img.wattpad.com/cover/167168903-288-k908839.jpg)
YOU ARE READING
Mariana
Teen FictionUn torbellino, no sé si eso te define como tal. Es más, eres indescriptible, solo sé que estás aquí, conmigo, acurrucada. Eres lo quiero, quise y querré; ayer, hoy, mañana y siempre.