🦄CAP 38🦄

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La castaña caminaba con rapidez por el consultorio. No se había dado cuenta cuando llevo sus manos a su boca, menos cuando mordió una de sus uñas tan fuerte que la rompió.

— C-creo que se trata de una equivocación, doctor.— logró tartamudear. Aún recordaba cuando el doctor de su país le había hablado de lo difícil que le sería quedar embarazada, también cuando le recetó los anticonceptivos para regular un poco su periodo.

— Las pruebas de sangre son un 99% seguras.— informó el médico mirando de nuevo las hojas, confirmando el estado de la muchacha.

— Pero...— se atragantó con las palabras y decidió sentarse para crear un poco de calma.— Sufro de quistes en los ovarios.

— Muchas mujeres con su condición también han quedado embarazadas.— contraatacó el doctor- un hombre canoso, delgado y muy alto-.

La castaña negó.— Creo que no me ha entendido.— Habló acercándose al hombre de bata.— Tomo pastillas anticonceptivas desde hace dos años, desde que se descubrió mi condición. Es totalmente imposible el resultado de la prueba. Dijo usted que el 99%, ¿Cierto? Tal vez soy parte del 1% restante.

El médico negó y la miró con calma a los ojos.— Sí, es muy extraño. Pero tal vez algún día olvidó tomarla o la dosis no fue lo suficientemente alta para usted. Recordemos que aquello pasó a sus dieciséis y usted ya tiene dieciocho y seis meses, su cuerpo requería de más hormonas que en su adolescencia. Por eso es aconsejable llevar un control de la dosis de su anticonceptivo. Algo que usted...— miró recriminante el historial médico.— No hizo.

La castaña cerró los ojos y soltó un gran suspiro. De nuevo era una víctima de su pereza.

— El resultado es correcto, y aunque se lo repita mil veces el resultado siempre va a ser el mismo. Esta embarazada de veinte semanas. Felicidades.

La castaña se llevó la mano hacia su vientre.

Ahora tenía un nuevo problema.

....

— Creo que debería parar de comer señorita.— Recomendó Rosa cuando vio a la chica agarrar el quinto pote de helado de chocolate.

— Lo siento, Rosa. No puedo.— soltó mientras se metía una cucharada grande de helado a la boca.

La cabeza no le dejaba de dar vueltas y la castaña no sabía si reír o llorar. Maldijo su descuido, siempre se había prometido que si llegaba a embarazarse - No a los dieciocho, claro.- tomaría toda clase de precauciones. Tomaría sin falta desde un inicio todas sus vitaminas y llevaría un informe riguroso del crecimiento de su bebé, pero ya llegaba cinco meses tarde para ello. Cuando Rosa se marchó, Tn sacó de nuevo la ecografía. Su bebé aún era pequeñito y aunque no le veía forma empezaba a tomarle cierto cariño. Comió otra cucharada gigante pues le invadía la culpa. ¿Cómo había podido ignorarlo por tanto tiempo?

En un momento de claridad dejo el helado sobre la mesa. No podría volver a comerlo y debería mejorar en mil sus hábitos alimenticios, debía ser más cuidadosa y disciplinada si quería que naciera con buena salud su hijo, de Jungkook y ella.

Y cuando escucho la puerta y la voz de su amado, unas ganas inmensas de esconderse en el armario le invadieron el cuerpo, pero no lo hizo. Al contrario, guardó la ecografía y esbozó una gran sonrisa. La noticia naturalmente la estresaba y se vio incapaz de soportar la ansiedad que contarle a Jungkook significaba.

— Buenas noches, preciosa.— entró Jungkook sonriente y le dio un pequeño beso en los labios.— ¿Qué te dijo el doctor?

Tn se colocó nerviosa y saltó cuando Jungkook se sentó a su lado.— No mucho. Me prohibió la ingesta de lácteos y carnes rojas por algunas semanas para mantener bajos mis niveles de colesterol.— mintió y él se quedó en silencio con sus ojos fijos en ella. Tn se sintió al extremo del pánico y abrió sus labios para contarle toda la verdad, dudo, pero por fin él habló.

Mi Hermanastro kook (si hay lemon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora