Pero que mierdas, que hacia un bebe en mi maldita mansión.
Sin dudarlo llame Rose -mi nana, y a la unica que la puedo llamar madre-, esto tiene que ser una jodida broma.
- ¿Quieres dejar de gritar? No ves que hay un ángel aqui- dijo viendo con ternura a... esa niña.
- Quiero unas buenas explicaciones, mi paciencia esta llendose a la mierda. Tuve suficiente con el gilipollas de Steve para que me encuentre una estúpida niña en mi jodida casa.- La paciencia nunca fue mi punto fuerte.
- Pero seras... - me pego una colleja - 1°Esa "estúpida" niña es tu hija. Y 2° Vuelve a alzarme la voz y te castro- dijo con tranquilidad.
- ¿¡Que?! ¿Escuché bien?. Repite eso porque he entendido hija y eso es imposible.- Digo ya lleno de frustración, esa cosa no es mi hija. Y nunca, NUNCA, lo será.
- Sí lo es, la madre de Alina te dejo una car...- me acerque a ella, ya harto de esta situación.
- Rose, mira, haremos algo. Esa cosa se irá de mí puta casa. Olvidaremos que ese estorbo estuvo en nuestras vidas. Y ya.- Digo agarrando mi chaqueta y las llaves del Impala, y de casa.
- Pe-e-ero se-eñor...-
- Rose, por el bien de la niña. Que no la vea cuando venga. Porque la dejare en el puto peor sitio de la tierra. ¿Me entiendes?- dije harto.
- Sí, lo entiendo- dice con lastima hacia la niña. La verdad, como si se la da para carnada para los leones.
***
Di un gruñido y al instante me corrí. Le hice un nudo al preservativo y lo tire en la basura.
- Oye cariño.. ¿Nos veremos más tarde?- se mordió el labio. Que puto grima.
No le respondí, simplemente le tire 100 euros y me comencé a vestir.
- Pero, ¿Por que me das dinero?- dijo confundida.
- Desde cuando las prostitutas folláis gratis.-
- Que te den.- hizo el amago de darme una bofetada pero antes de que lo hiciera, ya tenia su muñeca entre mis manos.
- Ni. Lo. Intentes- dije entre dientes y apretando fuerte su muñeca. Apuesto que se le quedara marca.
No dijo nada. Simplemente se fue. Con terror. Con miedo a mi. Y eso, me encanta.
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La niña
RandomAleksei Semiónov, el tipo más temido en parte de América, y en toda Rusia. Crecido para matar. Pero él, nunca de los jamases, se imagino tener una hija. "¡Que mierdas quieres que haga con ella! Nikolai... ¡No se que es el amor!, ¡No se como se sie...