Capitulo IV: ¿Quieres Bailar?

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  - Vaya vaya -comentó valentino impresionado al mirar la escultura-, eso le hace bien a mis ojos.

 - Impresionante -Dijo mía al mirar la escultura, igual de impresionada- ¿Cuantos años tenía de antigüedad?

 - Dice de más de 1000 años... es impresionante lo cuidada que está -Dijo valentino para despues sonreir- Y es de oro puro, tambien debe ser cara.

 A todo esto Orlando simplemente observaba a las personas, tratando de entender porqué era tan llamativa; vale, que es de oro, pero ¿Y qué?, tal vez simplemente Orlando no entendía el arte, de hecho, nunca le ha llamado especialmente la atención. Sin embargo, estaba perdiendo terreno, aquel chico le estaba robando terreno con Mía, o bueno... tal vez lo estaba recuperando, de cualquier forma no podía perder ante ese rubio, ¿quién se cree? ¿Justin Bieber? bueno, tal vez exageraba un poco, pero debía contraatacar, haciendo parecer que si sabía del tema, aunque no fuera así.

 - Si... no parece de más de...¿200 años? -Trató de sumarse a la conversación sin mucho éxito.

 - Si... es una maravilla, valió la pena venir -Dijo Mía con su  vista perdida en la obra.

 - Sin lugar a dudas -Comentó Valentino perplejo, admirando aquella costosa escultura- ¿Cuantos Euros valdría? ¿Unos 300.000?

 - No podría estar segura. Quizás vale mucho más -Dijo Mía.

 - En realidad... El valor dependerá, de qué tanto esté dispuesto a pagar alguien y, de qué tanto apego sentimental le tenga el dueño -Dijo Orlando rebozado de confianza, pues aunque no entendiera el arte, entendía una o dos cosas de los negocios- Podría valer tanto más, como tanto menos.

- Buena observación... -Dijo Valentino, para despues dirigir su mirada a Mía, quien no dejaba de contemplar la escultura- Enserio que valió la pena venir... ¿No lo cree, señorita Mía?

 - Si... -Afirmó la chica, quien al sentir la mirada de Valentino clavada en ella, volteó a verlo- Veo que el arte enserio te gusta. Te ves emocionado... Nunca te había visto así.

La chica rió levemente, tras su comentario, y luego volvió a ver a Orlando, diciendole:

 - Tienes razón... aunque, si yo la tuviese en mi poder, cobraría lo máximo posible por ella -Tras decir esto, Mia volteó su mirada hacia una mujer entre la multitud a la cual reconoció- ¿Pauline DeRose? Que raro que esté aquí... ¿No?.

- Y que lo diga, señorita Mia -Dijo Valentino viendo a aquella mujer tan reconocida, la cual atrajo la mirada de tantos- ¿Qué hará tan lejos de su casa?

- ¡Señorita Pauline! ¡Que gusto tenerla aquí! -Dijo el señor Creppaldi al verla, haciendo que  todo el que no la había reconocido ya, lo hiciera- ¡Señoras y señores! ¡Tenemos a una invitada especial, Pauline DeRose, Alcaldesa y cantante!

- No hacía falta, muchas gracias por el recibimiento -Dijo Pauline saludando a todos mientras reía un poco- Simplemente andaba de paseo y pensé en venir acá un rato.

Aunque pareciera ser tan popular, en realidad Orlando casi no la conocía, realmente no podría importarle menos quién es ella, así que buscaba la manera de cambiar el tema, de vuelta a la escultura; con suerte eso bastaría para que Mia y Valentino dejaran de darle atención a Pauline.

- Hmmmm... si tuvieras la escultura en tu poder, ¿Dónde la pondrías? -Preguntó Orlando a Mia.

- No se si quisiera tener algo tan valioso en mi casa -Respondió Mia- Por eso, probablemente la vendería para ganar dinero.

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⏰ Última actualización: Feb 03, 2019 ⏰

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Omertà (ley del silencio)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora