¿FUI?

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22. Me entregué a la tristeza

Es complicado cuando te duele todo, es difícil no sufrir cuando ves que se derrumba todo lo que construiste. Yo ahora me recuerdo sufriendo y me siento un poco absurda y al mismo tiempo voy aprendiendo a aceptar cada parte de mi historia.

Yo estuve de novia con Verde solamente 9 meses, en total hacían 18 meses desde que nos conocimos hasta que el se fue, para muchas personas era algo estúpido que llorara tanto, pero juro que nunca me había dolido algo como el despecho.

Me deprimí y en menos de un mes había perdido 20 libras sin ningún esfuerzo, yo no era consciente de lo que pasaba en mi cuerpo hasta que la gente lo empezó a notar.

«Qué delgada estás» «Te miras muy bonita» esos comentarios de alguna manera me levantaban el autoestima pero con el tiempo se convertían en obsesión.

Empecé a comer menos y a ejercitarme mucho durante todo el día, terminaba de comer y me iba a mi cuarto a saltar cuerda o algo así.

Después todo se ponía más intenso, empecé a saltarme comidas, hubo días en los que solo desayunaba avena y una manzana y el resto del día no comía nada más.

Me veía en él espejo y me veía gorda, no me gustaba mi cuerpo, empecé a decirme cosas horribles y a culpar a mi cuerpo de no ser lo suficientemente atractivo.

Era una gran contradicción, por una lado veía que mi ropa me quedaba cada vez más floja y por otro me sentía inmensa.

Hoy agradezco nunca haber estado sola, mi mamá, mis hermanas, mi amigo Alfredo me sacaron de ahí.

Lo agradezco porque cada día que pasaba mi caos interno ganaba espacio en mí. Los fines de semana cuando salía a mis reuniones de voluntarios no comía nada en todo el día y la sensación de hambre, ese dolor de estómago que me provocaba pasar los días en ayunas me hacía sentir mejor. Ahí comprendí que es verdad que a veces preferimos sentir dolor físico para intentar olvidar lo que nos duele en el corazón.

No comer significaba no sumar grasa a mi cuerpo gordo y en mi cabeza eso era bueno, iba a estar flaca y todos iban a ver que yo estaba de lo mejor, que mi corazón roto no me afectaba.

Y si, me mantuve delgada pero no veía que me estaba haciendo mucho daño.

Buscaba siempre tener muchas cosas que hacer para ocuparme y no hacer tiempo para comer.

Me dolía la panza, estaba débil, pero estaba flaca. Creo que es mi manera de llevar las depresiones. Internalizando el dolor. Aunque si hablaba con muchas personas del tema nunca lloraba o decía la verdad «yo era fuerte» pero cuando estaba sola toda mi tristeza se transformaba en enojo, asco y rencor hacia mi cuerpo.

Pasé así más de un año, aunque por momentos verme delgada me hacía sentir bien, en otros me odiaba por no estar más flaca.

Recuerdo que en varias ocasiones intentaba comer algo porque se me antojaba y me lo sacaba de la boca antes de tragarlo.

Pero gracias a la vida nunca estuve tan sola como para hundirme y no poder volver a flotar.

Un año y un mes después de mi tragedia amorosa me dieron trabajo en una radio, iba a conducir un programa de lunes a viernes durante la mañana, además iba a trabajar con mi mejor amigo (El productor de la radio) luego conocí a mi compañero de turno, con quien iba a compartir el programa y ahí mi vida empezó a cambiar.

Mi mejor amigo Edgar y Diego (mi compañero de turno) son la personificación de la alegría, de esa gente tan contenta que si escucha música a medio supermercado se pone a bailar.

De ellos aprendí que en verdad la vida puede doler mucho pero solo no podés amargarte por alguien que ya anda feliz en otros lugares.

En ese momento mi tristeza se iba desvaneciendo de mi con cada persona nueva que conocía y que me compartía un poco de su luz, aprendí que nada puede ser más importante que tus proyectos, que tenía que esforzarme por construir una versión de mi que fuera capaz de hacer verdad todo lo que soñaba. Que el amor de alguien no es todo, que hay más amores en la vida que valen más el esfuerzo.

Aprendí a no tomarme la vida tan en serio, a ser más yo. Aprendí que mi identidad es importante, que saber quien soy le hace difícil a alguien más definirme. Aprendí a dejar a un lado los prejuicios, a soltar los estereotipos que me hacían sentir culpable y sola.

Empecé a rodearme de gente que me cuidaba, que era mi guía, que me enseñaba, que le aportaba a mi vida cosas buenas, que me daban el poder y el valor que creí que había perdido.

La tristeza me atrapó un tiempo, pero llegaron a sanarme y rescatarme muchas almas buenas que dejé entrar a mi mundo que estaba roto y sin que ellos lo supieran me ayudaron a reconstruir mi historia, mi vida.

LAS CARTAS QUE NUNCA TE DI

Guatemala 20 de enero de 2015

Aceptalo, entre los dos todavía chocan chispitas cuando estamos cerca,, lo sé porque tus ojos no me han dejado de sonreír. Sé que en algún lugar de este infinito universo seguimos siendo uno.

Te escribo estas cartas que no te doy porque no me atrevo a decirtelo, mi manera de amarme ya no me permite correr detrás tuyo. Prefiero quererte de lejos en algo que va a ser eterno, te digo que te quiero porque no sé mentirme.

Muero por que me des uno y mil abrazos.

Rosa

Guatemala 5 de marzo de 2015

Por fin me animo a escribirte esto, cuando te fuiste yo te dejé ir porque eso era lo que tu querías y yo no sé querer a nadie a la fuerza y prefiero verte feliz al lado de otra persona que saber que mueres de tristeza amarrado a mi.

Cuando te vi con tu nueva novia me sentí muy extraña, ese día me di cuenta que yo ya no te importo nada. Sé que no me quieres pero no te entiendo.

Últimamente me has dicho y escrito cosas que me confunden. Me envías poemas que hablan de los besos que me enseñaste a dar, te juro que a mi nunca se me va a olvidar que tu fuiste el primero pero me das mensajes contrarios.

Por eso cada vez que estás cerca mío siento que aún pasan cosas, tal vez tenés el corazón desordenado y por eso no sabes que hacer, pero te pido que me lo digas, que hables claro.

Yo no te entiendo y me duele que vayas y vengas cada dos días y luego cuando me ves en persona haces como que nada pasó, como que no me hablaste de nada.

Igual yo le sigo pidiendo a Dios por ti, quiero que seas feliz siempre, estoy convencida de que lo nuestro fue especial y en unos años cuando tenga hijas les voy a hablar de ti, vas a ser uno de los mejores ejemplos que la vida me pudo dar para contarles cómo es que uno merece ser amado. 

ROSA Y VERDEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora