Un día soleado y yo jugando con mis coches tranquilamente, era la simple paz y armonía, cuando ví un gato blanco... nunca loavía vistop por aquí, así que estuve un tiempo observando al gato, al final decidí... intentar acariciarlo, y corrí tras el, pero él no se dejo, aún así seguí intentando hasta que me dejó cansado, me retiré... al parecer envés de jugar termine haciendo ejercicio extra, pero estaba convencido de que algún día ese gato sería un buen amigo.
Al día siguiente después de clases lo intenté de nuevo, pero siempre se trepaba a lo alto de un árbol, si que era ágil.
Lo intenté al día siguiente y luego al siguiente y así hasta que baje de peso, pero poco a poco iba estando serca.
Me enteré de que papá había comprado al gato para atrapar ratones... entonses comprendi por que era tan ágil, no era un gato de casa, sino de caza, igualmente pensé en acariciarlo alguno de estos días.
El día llego, el día de bañar al gato, así que fue la primera ves que lo pude atrapar con la ayuda de mis padres, era tan suave su pelaje como algodón, luego al final decidí bañarlo yo, cosa que no salió cómo esperaba, el gato al tener contacto con el agua salto a mi brazo y lo araño, me dejó una herida dolorosa, al final mi padre fue quie lo baño y lo dejo libre.
Yo aún no me rendí, aún tenía las ganas de acariciar al gato, pero como siempre solo perdía mi tiempo y peso.
Con el paso de los años perdí el interés en atraparlo, y al parecer los años atraparon al gato, estaba viejo y su agilidad iba disminuyendo, se pasa casi todo día acostado, pero siempre que en esos momentos intenta atraparle, el gato parecía revivia y lograba escapar de mi.
El tiempo siguió avanzando, miraba al gato por la ventana, siempre acostado y se movia solo para comer.
Un día el gato no estaba, lo busque por todos lados, y lo ví, por última lo vi entrar al bosque detrás de mi casa, lo llame y solo me ignoró.
Pasado unos días decidí ir a buscarlo, prepare mi ropa y me adentre al bosque, al final parece que había desaparecido, pero no, lo encontré posado en un árbol, al parecer estaba dormido, intenté no hacer ruido para poder atraparlo, hasta que me di cuenta que el ruido no lo iba a despertar, más bien nada lo iba a despertar.
Volví a casa para traer una pala y poder enterrar a mi gato, pero al volver el no estaba ahí, al parecer unos perros callejeros se llevaron a mi gato... y no lo pude volver a ver, me quedé con el deseo de haberlo acariciarlo por primera y última, al final tu ganaste, Blanco...
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Solo son estrellas
RandomUna serie de cuentos cortos que publicare cada cierto tiempo, espero que lo disfrutéis. Dejo parte de mi en estos cuentos.