P. JiMin
Después de aquél acalorado encuentro, los días pasaron con total normalidad, por lo que una vez más yo; Park JiMin, leía sentado en aquella mesa donde nadie me podía molestar, porque como siempre nadie se acercaba a mí buscando compañía.
Y hoy por supuesto; tampoco fue la excepción.
Suspiro mientras que descanso mi vista de la entretenida lectura, quitándome con lasitud mis enormes lentes para luego abrir y cerrar mis ojos con cierta molestia; cayendo en cuenta además del incesante alboroto que se lleva a cabo todos los días en la cafetería del colegio.
Suspiro antes de recorrer la misma con lentitud, sin prestar especial atención a mis alrededores.
Hasta que la vi...
En ese preciso instante no pude evitar seguirla con la mirada, porque hoy se veía realmente hermosa; incluso más que antes.
Estaba idiotizado observándola, mientras que ella por supuesto comía como una cerda. Pero no importa, me gusta así de tragona.
Lástima que al parecer yo no le gustaba.
Ese pensamiento me hizo arrugar la nariz con desagrado cuando recordé el desazón de su rechazo; exactamente una semana desde que perdí todo contacto con ella.
Luego del beso y de no obtener nada más que una mirada escéptica de su parte, terminé por levantarme con mi dignidad por el suelo; vistiéndome con rapidez antes de marcharme cabizbajo.
En ese momento yo esperaba alguna palabra de su parte; o tal vez que me detuviera, sin embargo ella no hizo absolutamente nada, cosa que me hizo sentir más miserable de lo normal.
En su lugar, se levantó de la cama con desinterés para después perderse por la puerta; siquiera me pudo ofrecer una mirada, nada.
Fui un idiota, sabía que ella me iba a utilizar, pero terminé cediendo más rápido que furioso.
— Lo que hace una cara bonita— mascullo desanimado, mirando al suelo con aires de tristeza después de suspirar.
— Oh, vaya, entonces ¿Te parezco bonita? Eso es genial, así me ahorro todo el maldito discurso que tenía preparado antes de chuparte la pija— me respondió una voz muy conocida, la cual me hizo levantar la mirada con rapidez.
Quedé sorprendido por tener al mismísimo diablo en persona, digo, porque yo sabía que YoonHee no era ninguna santa.
Pero si bien no podía prenderle una vela por virgen. Podría rezarle entre sus piernas por ser un ángel caído.
Ahr, el poeta.
Romeo Santos se quedó pendejo
YoonHee me sonríe con labios apretados antes de carraspear y sentarse a mi lado, quedando en completo silencio bajo mi total e incrédula mirada.
Yo por el contrario me sentía totalmente nervioso, pero al mismo tiempo me sentía feliz; realmente no sé qué me estaba pasando.
— Discúlpame— dijo de la nada, por lo que mis ojos se abrieron de par en par. Esperaba cualquier cosa menos esto.
— ¿D-disculparte?— pregunto temiendo lo peor, ella asiente— ¿P-por qué?— musito, atreviéndose a mirar sus ojos.
— Por todo— vuelve a responder, peinando su cabello hacia atrás con extrema delicadeza, tan relajada y sin preocupaciones; tan indiferente que dolía.
Asentí sin decir nada más por el momento, pensando con cuidado sus palabras. Finalmente luego de un par de segundos en silencio, reuní la valentía que necesitaba para enfrentar todo ese revoltijo de emociones que guardaba en mi interior.
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Bad, Bad Bitch » Park JiMin » (+18) [TERMINADA]
FanficEl nerd la ponía ¿Qué podía hacer? Exacto, obligarlo a rezar entre sus piernas. » Historia heterosexual smut de 5 capítulos. » 100% mía, no plagiar papuh o te cae el FBI. » Humor negro. » No denunciar si no te gusta, puedes retirarte. PD: Quiero acl...