Monster

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– Basta, ya no hagas es... – Mino no pudo continuar pues un gemido traicionero escapó de sus labios al momento que Hoony acercaba su lengua a uno de sus pezones y empezaba a jugar con el sin piedad.

– Realmente me encantan tus reacciones Mino, demuestran lo sensible que puedes ser – Hablo Hoon después de soltar su pezón – Y lo que más me encanta es que como eres Alfa, puedo tratarte de una manera muy ruda. – sonrió de lado y le sacó los pantalones a Mino, que aturdido y embriagado por aquel perfume que emitía el contrario se dejaba hacer.

Hoon lo tomó fuerte de las caderas, Mino solo soltó un quejido debido a la brusquedad con la que lo hizo. El pelinegro deslizó sus manos hacia los muslos de Mino, sujetándolos con fuerza, dejando las marcas de sus dedos en la piel y propinándole también algunas mordidas y chupetones.

El pelirrosa solo soltaba gemidos entremezclados con dolor y el placer, aquel dolor le gustaba, que Hoon enterrara sus caninos en su piel al punto de hacer que ligeras líneas de sangre recorrieran sus muslos matizados de colores debido a los hematomas que se formaron en los mismos.

Pronto sintió las manos de Hoon subir por su pecho hasta llegar a su cuello, donde lo sujeto fuertemente mientras lo mordía cerca del ombligo; una corriente eléctrica invadió su cuerpo en ese momento, provocando que se removiera por la sensación.

El pelinegro subió hasta su cuello y alejó su mano, mostrando las notorias marcas de los dedos que evidenciaban la brusquedad del anterior agarre, más su apreciación no duró demasiado ya que atacó la piel lastimada, propinando chupetones y feroces mordidas, pero no al punto de querer marcarlo, solo disfrutar de sus reacciones a tales tratos.

– Por favor... – fue lo que alcanzó a susurrar Mino en un intento porque parará, pero esto solo excitó más al Delta, que dirigió su mano derecha hacia la entrada del contrario mientras que con la otra regresaba a sujetarlo del cuello, torturándolo más, lamiendo las líneas de sangre que salían debido a las mordidas que le habia hecho antes.

– ¡Espera! Ngh...– fue lo que dijo Mino desesperado mientras sentía como invadían su ser con aquellos largos dedos. Derrotado y con el orgullo por los suelos, se dejó caer en la cama, dejándose llevar por el placer. Tenía la visión nublada y apenas si podía distinguir las luces del techo de la enfermería; su mente se tornaba borrosa mientras evocaba poco a poco en sus recuerdos.

– Eres muy fuerte hijo, seguramente serás alfa, estoy seguro – anunciaba su padre orgulloso de él después de demostrarle su fuerza al derribar un saco de box a sus 10 años.

– Sabía que serías alfa, estoy sumamente orgullosa de ti – decía su madre mientras lo abrazaba después de revisar los resultados del examen que determinaban su género a sus 14 años.

– Es el chico más fuerte y guapo que hay, seguramente tendrá a quien quiera a sus pies – murmuraban sus compañeros de escuela al verlo con ese porte y poder, demostrando que llevaba el ser alfa más allá de un título.

– Recuerda que no debes someterte nunca a nadie, ¿entendido? – le dijo su abuelo mientras bebía su Whisky cuando su padre le dió la noticia a este que era alfa como ellos dos.

Quién diría que terminaría bajo un tipo al que acababa de conocer, siendo traicionado hasta por su cuerpo que respondía satisfactoriamente a los estímulos al punto de no poder retener sus gemidos mientras era penetrado.

– ¡Hoony! ¡Hoony! ¡Hoony! – balbuceaba mientras se aferraba a la espalda del contrario el cual habia comenzado a moverse como un animal dentro de él, causandole una extraña sensación, un tipo de placer que jamás creyó que conocería y más cuando el pelinegro tocó aquella parte sensible que solo se creía existía en los Omegas y haciéndole gemir el nombre de Hoon mientras un hilo de saliva escurría de sus labios.

Dominante (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora