-QUIERO SER TU HÉROE-

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Justo como lo había prometido nos vimos saliendo de clases en su hermoso automóvil deportivo, la luz de la tarde se agotaba conforme la luna se acercaba, así que el ambiente se sentía un poco pesado dentro de su auto, como no prendía ninguna luz dentro solo nos conformábamos con oír nuestras voces.

—En ese observatorio filmaron un documental, así que se pondrá muy bueno el asunto, creo que los fines de semana transmiten documentales de dinosaurios en 3D.

—A mi padre le encantaban los dinosaurios, eran su delirio.

— ¿Ya murió tu padre?

— ¿Qué? no, le gustan, es solo que últimamente no sé nada de ellos, de mis padres. —le digo tocando de nuevo esa fibra sensible y el asiente sin dejar de ver a carretera.

—Ah sí, los padres cuando quieren son una vil porquería, yo tuve que dejar a los míos, su trabajo solamente es pagarme la Universidad y callarse. —Dice sin remordimiento alguno y lo intento mirar en la oscuridad y que no puedo creer su forma tan grotesca de dirigirse a las personas que le dieron la vida.

—Bueno, los míos solo peleaban todo el tiempo y se sobre protegían, pero aun los respeto, aunque yo me pago la Universidad ellos están bien, o por lo menos eso supongo. — contesto sin llegar al punto de crear una conversación sin retorno y cambio el tema para seguir hablando del Universo, lo último que querría es que peleemos justo cuando acabamos de salir, aunque por dentro la haya marcado un tache en el mural de ideales cerebrales.

Como nuestro destino está a dos horas y no dejamos de hablar sobre teorías de la ciencia me siento un poco más confiada y me duermo durante unos minutos, tal vez... largos minutos. Él me despierta tierno y salgo observando lo enorme que es el domo del Observatorio, entonces mis células despiertan y me emociono.

Un hombre nos pide nuestras credenciales de la Universidad y por suerte nos deja entrar completamente gratis. Como dos niños pequeños nos emocionamos al ver las ilustraciones sobre el espacio colgadas en la pared con información que nos hace hablar más sobre el tema. Entramos por la puerta principal y nos sentamos juntos en la gran sala redonda y encima de nosotros el enorme domo que nos mostrará imágenes increíbles.

—No puedo creer que esté aquí... ¿estoy un poco nerviosa sabes?

— ¿Nerviosa por qué? ¿No querrás decir emocionada?— me pregunta mientras nos recargamos en los asientos reclinables y terminamos casi acostados mirando el domo.

—Tambien, lo que pasa es que... yo le tengo un respeto enorme al Universo, a veces me parece tan inmenso e increíble que me espanta, es un miedo-amor por él.

—Se a lo que te refieres, hay planetas enormes y estrellas más grandes que esos planetas, y estrellas más grandes que esas estrellas, es... infinito y misterioso, casi no sabemos de él, podría decirse que solo conocemos el uno por ciento.

Cuando te acuerdes de míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora