Especial.

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Pero sólo Kim Heechul supo que pasó con los cuerpos de Sung Kyu y Woo Hyun. Pues el día que buscaron los cuerpos, sólo dijeron que habían encontrado dos, pero nunca se supo si eran ellos. Había costado dinero, mucho dinero poder pasarlos por muertos.

Heechul había muerto sabiendo que Sung Kyu había escapado con el cuerpo de Nam. La noche en la que se acostó a su lado y vio como todo estaba siendo invadido por llamas, sintió un leve pulso. Se acercó más al pecho de su hermano y supo que aún seguía con vida.

Dios les estaba dando una oportunidad más, Dios nos los estaba castigando por haber asesinado a su familia o amigos, no los castigaba por haberse amado a pesar de ser hermanos.

Kim Sung Kyu sacó a Nam quién seguía inconsciente y le había hablado a la única persona que haría cualquier cosa para proteger a su hermano menor. Le había hablado a Heechul y había sido idea de él matarlos y cambiarles el nombre. Kim quería a su hija, pero estaba seguro de Soo era le mejor opción. Necesitaba cambiar su mundo, uno en donde para amar no tuviese que matar.

Fueron meses de agonía, desde las sombras veían como todos peleaban por la presidencia, pero antes de que Heechul se echara toda la culpa, dejó la herencia completa en la pequeña Kei.

Han pasado quince años desde aquella noche, Sung Kyu tuvo que internar a Woo Hyun en un hospital psiquiátrico debido a que en varias ocasiones se apuñalaba así mismo. Se había vuelto loco. Decía que su madre se le aparecía y le susurraba en el oído. Varias veces intentó cortarse las orejas, quiso estar sordo y lo último que hizo fue querer sacarse los ojos.

Al final Dios los había castigado se la peor manera, los había dejado vivos para que sufrieran, pero después de muchos años, Kim Sung Kyu había tomado una decisión.

Cómo era de costumbre, fue a verlo, le dió de comer, comió con él. Lo bañó, lo cambió, le dió sus pastillas y luego se acostaron para poder dormir. Últimamente Woo Hyun no lo recordaba, pero cuando lo hacía le suplicaba que alejara las voces de él, que no quería escucharlas. A Kyu se le partía el corazón verlo en ese estado, diez años han Sido su martirio, diez años por cada mandamiento...

Los chicos cerraron los ojos y no los volvieron ha abrir jamás. La comida, el agua e incluso la loción de cuerpo tenían veneno. Un veneno que no los hizo sufrir al morir, porque Sung Kyu no dejaría ganar a ese tal Dios. Ellos le habían ganado a él. Ellos morían porque querían.

Fueron diez años de investigación y había válido la pena. Habían vivido cinco años en el paraíso y ese había Sido su gran error...

Aunque Sung Kyu había jurado amar a Nam Woo Hyun en todas sus reencarnaciones, incluso si su amor seguía trayendo "sólo lágrimas". No le importaba, porque su amor incluso podía durar "sesenta segundos", incluso podrían tener "nostalgia" en su amor, no importaba siempre y cuando "sólo si estaba bien". Su amor puede no ser el más puro, pero siempre será sincero, siempre será benevolente.










Nota: Ahora sí es el fin de está historia. Muchas gracias por su apoyo. Las ama Saryy M. Salas.


Los diez mandamientos. «WooGyu»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora