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Un terrible año había pasado ya, los asesinatos que rodeaban a los Kim-Nam habían desaparecido también, algo nuevo había aparecido...

Cuando había comenzado a salir con Sung Kyu, Nam le había entregado un anillo de compromiso, todo había sido con ayuda de Dong Woo, su ahora difunto mejor amigo.

Pero el anillo había estado de regreso con él, después de un año Kim Sung Kyu había reaparecido pero para devolver el anillo con una nota que a su parecer era demasiado estúpido.

Haré mi vida de nuevo, debes de hacer lo mismo.

Kim Sung Kyu.

Entendía lo que decía, entendía lo que significaba. Ahora todo estaba terminando. Woo Hyun jamás había intentado averiguar sobre su hermano mayor, jamás quiso saber donde estaba sin que él se lo dijera, pero tenía que hacerlo. Ahora tenía que hacerlo, necesitaba saber cual era el maldito motivo por el cual Sung Kyu lo estaba dejando.

¿Ya lo había olvidado?

¿Ya no lo amaba?

Preguntas como esas pasaban por su mente, porque mientras él se hundía en depresión, su hermano ya lo había superado.

Comprendió que por culpa de Sung Kyu él se había quedado sin su familia.

Comprendió que haberse enamorado de su hermano mayor había sido el peor error que pudo cometer.

Comprendió que asesinar para mantener su amor impune fue un grave error que Sung Kyu nunca valoró ni valorará.

Por eso estaba decidido a todo, ahora era Woo Hyun quien tomaría las riendas, traería de regreso a la única familia que le quedaba para que estuviese a su lado.
Incluso si el mayor no quería, incluso si él ya tenía a alguien más él estaba dispuesto a asesinar para tener a su erróneo amor.

Nam Woo Hyun mataría a todo aquel que se atreviera a mirar, tocar e incluso a amar a su amado Kim Sung Kyu, porque ese chico lo había hecho pecar, ese chico había roto todos los mandamientos, porque por él había blasfemado contra Dios y sus padres.

Woo Hyun subió a su habitación y buscó por todos lados la tarjeta del detective que había contratado hace años para poder conocer a su hermano. Cuando lo encontró, sacó su móvil y marcó aquel número.

—¡Que milagro! Sabía que me volverías a llamar. —Rió un poco. —¿Qué necesitas ahora?
—Necesito que encuentres a Kim Sung Kyu. —Habló entre dientes.
—¿Sé te escapó la paloma? —Dijo burlón. —Si te lo estabas comiendo, ¿qué pasó?
—Heechul... —Habló furioso. —Sólo buscalo.
—¿Y cuándo lo encuentre?
—Investiga quien lo frecuenta, quien lo visita, con quien sale, incluso quiero que me investigues cualquier punto débil que tengan.
—¿Los mato?
—No. Si hubo alguien que haya tocado a mi Sung Kyu, lo mataré yo mismo.
—Bueno. —Empezó a reír como francés. —Te lo tengo en dos días. —Colgaron.

Kim Sung Kyu había comenzado una nueva vida, le había llorado tanto a Woo Hyun, le dolía saber que su pequeña hija crecería sin su padre, pero era lo mejor. Se habían hecho daño.

Tras unos días, Kim había decidido buscar trabajo, sus ahorros se agotarían pronto y no quería usar sus tarjetas por miedo a que sepan donde estaban.

Mientras buscaba trabajo, también aprovechó para pasear a su bebé, debido a un descuido ellos iban a ser atropellados por un Mercedes Benz deportivo color negro. Escuchó el pitido y luego la puerga ser azotada.

—¿Estás bien? —Se agachó un chico de facciones perfectas, con una sonrisa que hacían resaltar sus hoyuelos.
—Sí, estoy bien.

Pero no era verdad, el chico estaba más pálido que un masapan, así que decidió llevarlo al hospital. Al principio el de ojos pequeños se había negado, pero tanta insistencia lo hizo aceptar.

—¿Cómo te llamas? —Dijo el chico de cabellera negra como la noche. Quería entablar una conversación, ya que el silencio era muy incómodo.
—¿Cómo te llamas? —Repitió Sung Kyu.
—Eso no se vale, —Hizo un puchero el chico. —Yo pregunté primero. —Volvió a hacer el gesto, algo que hizo sonreír a Kim. —Bueno, ya que te reiste, tú ganas. —Sonrió. —Me llamo Kim Myung Soo. ¿Y tú?
—Kim Sung Kyu. —La bebé comenzó a llorar.
—¿Y la bebé? —Comenzó a jugar con sus manitas.
—Nam Yi Jeon.
—Ahh, eres casado. —Él negó.
—Sólo fue un error, un desliz que mi hija no tiene la culpa.
—Ya veo... —Medio sonrió. —Que bueno que pienses así de tu hija. —Lo miró feliz. —Hemos llegado.

Los chicos y la bebé bajaron del auto y entraron al hospital, se veía de lujo, Kim lo sabía y también sabía que el chico que los ayudó era de dinero.

Ese accidente había sido el comienzo de una historia entre los Kim.

Durante un año ese chico los había ayudado y a pesar de que aún estuviese en la universidad lo ponía un poco nervioso, pero le agradaba su compañía, sólo con su compañía no pensaba en Nam, sólo a lado de Soo el pudo conocer una felicidad distinta a la que tenía con su hermano menor.

¿Por qué no había podido ser así de feliz a su lado?

Había sacado el anillo que le había dado meses atrás y con una nota fue enviada a Nam.

Ese era su adiós...

Ese momento era su nueva vida...

Ese momento daba inicio a su peor pesadilla...

Porque Nam Woo Hyun y Kim Sung Kyu se pertenecían.

Lo habían jurado con sangre.

Los diez mandamientos. «WooGyu»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora