Park Jimin despertó muy temprano esa mañana, incluso cuando apenas había dormido unas horas.
Uno pensaría que es por nerviosismo u ansiedad, incluso porque tenia que ir al baño, pero no. La verdad era que la maravillosa madre naturaleza le había hecho un presente, un nido de aves justo sobre su ventana.
—Joder, condenadas gallinas.
Trató con todas sus fuerza volver a dormir, pero le fue imposible porque los insufribles pajaritos entonaron una alegre canción que anunciaba el comienzo de un nuevo día.
Él deseó poder asesinar a todo ser vivo.
Eso o haber muerto mientras dormía.
Como todos sus intentos de volver a los brazos de Morfeo fueron cruelmente destruidos, bostezó y se estiró con la intensión vana de quitarse el sueño, seguido de eso, empujó sus sábanas y salió sigilosamente de su cama.
Caminó con cuidado hasta la ventana, pues aún estaba oscuro y apenas podía divisar sus pies.
Recién empezaba a amanecer, pero él ya podía divisar a las ninfas del bosque despertar, moviéndose junto con un montón de luces de colores fríos que flotaban a sus alrededores.
Eso le hizo sonreír, incluso cuando su humor estaba inestable por la falta de sueño.
Se afirmó en el alfeizar con su cabeza entre sus brazos cruzados mientras observaba la salida del sol. Cálidos rayos comenzaron a asomar por entre los árboles y tocaron su cara, cerró los ojos para disfrutar de la sensación.
Hoy se iría de la casa de su madre, la mansión Park. Por fin había cumplido la edad suficiente para ir obligatoriamente a la escuela de magia, esa de la que tanto había leído y oído hablar.
Sería una mentira decir que no estaba nervioso.
Demonios, se había atrasado 4 años porque su madre no quería desperdiciar el tiempo de los demás con él. Había estado intentando "aprender en casa", su hermano le había enseñado todo lo que él mismo iba aprendiendo en la escuela de magia, e incluso las ninfas, esas criaturas elementales de la naturaleza, habían estado ayudándolo a comprender sobre amuletos y pociones, pero habían cosas que solo podían aprenderse con maestros profesionales y experimentados.
Eso y que Jimin era muy malo haciendo magia.
Malísimo.
Pésimo.
Desastroso.
El peor.
Joder, él era una vergüenza para ser honestos.
Aun así, no es que a él le importara, seguía con la moral tan alta como cuando lo intentó por primera vez, tenía una abrumadora confianza en sí mismo, sabía que algún día sería el mejor...
...Pero tal vez sus grandes habilidades ocultas podrían ser descubiertas y llevadas a la superficie por alguien con más experiencia.
De todas maneras, el no estaba dispuesto a rendirse, se convertiría en mayor mago de la historia.
Aun así uno de sus grandes temores había sido quedar atrapado en una clase con niñitos llorones de 7 años, pero para su suerte la escuela de magia no es algo por edades exactamente, probablemente lo podrían en el primer nivel, donde aprendería magia básica con todos los niños de 15 años que como él no habían ido, por alguna razón, antes a estudiar el arte de los encantamientos, pociones y hechizos.
Suspiró pesadamente, pero su animo se volvió a elevar cuando notó que una ninfa le saludaba animosamente desde entre los árboles, provocando que hasta las ramas más altas de estos se sacudieran agresivamente.

ESTÁS LEYENDO
Uncover 愛 Kookmin
FantasyY ahora se maldecía por haber aceptado esa estúpida apuesta con Taehyung. "Santa mierda eres un dragón." "¿Como te atreves a aparecerte frente a mi?" Joder, iba a morir. "Oh sí, vas a morir." ¿Lo había dicho en voz alta? Él dragón inhaló y humo come...