Uncover 愛 Kookmin

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Las cosas iban bien para Jimin.

Como avión.

Como avión estrellado.

Con todos la mayoría pasajeros muertos, mucha sangre, viseras y explosiones, y con los que quedaron vivos intentando sobrevivir en el frío.

O bueno, tal vez no tan mal.

Como básicamente no era considerado un hijo por su madre, no tenía los privilegios ni cuidados que un niño normal podría tener, eso significaba tener que caminar solo hasta el paradero y prácticamente adivinar que tenía que hacer de ahí en adelante para llegar a la escuela.

Podría haber sonado fácil para alguien normal, pero él jamás había salido de su casa.

Peor aún si jamás había salido de los límites de la propiedad de su familia.

O peor aún, porque era un Park y vivía en una montaña en medio de la nada.

Pero Jimin no era una persona fatalista.

Los primeros quince minutos habían estado bien, siguió el único camino frente a él y tarareó una alegre canción.

Jihoon, el duende apareció en su camino para desearle suerte.

También le recordó que quería el último gatito de la colección de Yoongi.

Jimin le dijo que quería una réplica tamaño real de su casa hecha de todo tipo de dulces y un hipogrifo color durazno a cambio, porque el último gatito lo valía, era de edición limitada y solo existían tres en el mundo.

Jihoon le regaló una bolsa de monedas de oro, como promesa de que volvería con lo pedido y desapareció.

Él abrió la bolsa, curioso de que podría encontrar dentro de ella esta vez, Jihoon siempre dejaba dentro alguna chuchería especial, a veces eran flores, otras cristales, incluso una vez le dejó una barra de chocolate que nunca se acababa.

Pero esta vez había un anillo de plata, con una preciosa piedra escarlata, además de muchas monedas do oro. Jimin no era fan de las joyas, pero este anillo era excepcionalmente hermoso, la piedra parecía cambiar de color mientras la movía analizándola. No lo pensó mucho antes de ponérselo fascinado y guardar la bolsa en su bolsillo.

Y Jimin siguió caminando, pensando cual sería el mejor nombre para un hipogrifo color durazno. Podría haber pedido uno de cualquier otro color, pero el durazno lo hacia más adorable.

Veinte minutos después de eso se encontró oficialmente en el límite de la propiedad de su familia, unas enormes compuertas que solo se abrían con magia de la familia Park.

Bueno, en realidad eran muchas puertas, que iban de la más pequeña a la más grande. Mientras más fuerte fuera magia del usuario, más grande era la puerta que podía abrir. Eran doce en total.

El sudor cubrió la frente de Jimin.

La verdad era que se necesitaba muy poca magia para abrir al menos una de ellas, cualquier toque de sus dedos podría hacerlo.

Pero Jimin nunca las había atravesado.

Él no tenía idea que es lo que había al otro lado de las enormes puertas de acero.

Tomó una profunda respiración y golpeo suavemente su cara con ambas manos, esta era la primera prueba que tendría que pasar para poder llegar a la escuela de magia.

Acercó su mano derecha lentamente a las compuertas de acero, esta brilló en amarillo y la segunda puerta se abrió ruidosamente, él aguantó la respiración emocionado.