TouchDown

La Gala

Había sido una semana horrible, juntas con accionistas, reuniones con las áreas de desarrollo tecnológico, revisiones exhaustivas con Lucius sobre las nuevas inversiones y como cereza del pastel la invitación al evento de esta noche, uno al que estaba obligado a ir pero por primera vez al que no deseaba asistir, y no era para menos, había estado evitando verle desde la universidad, había puesto tierra de por medio e incluso había hecho que jamás por asares del destino cruzaran si quiera una mirada; pero parecía que el destino en verdad lo odiaba, quería cobrar todas esas veces que siempre lograba burlarlo – estúpida Vicky Vale – mascullo mientras terminaba de anudar la corbata que haría juego con su traje perfectamente ajustado a su escultural cuerpo – sino fuera por tu reportaje no estaría metido en este problema; rememoro como justo después de haber sido anunciada la gala de beneficencia de este año a cargo de Wayne Enterprises y LexCorp en el noticiero de la tarde, ella le preguntará a equipo completo de los Aceros de Metrópolis (quienes dicho sea de paso acaban de ganar la final) si participarían en dicha gala dado que LexCorp era el accionista principal del equipo mientras los entrevistaba justo después del partido de la final, siendo su portavoz y capitán de equipo el que respondiera que estarían ahí apoyando la causa: fondos para orfanatos en diversas ciudades del país.; y he aquí el problema real, él, Bruce Wayne tendría que estar presente y estar casi durante toda la gala como coanfitrión, no podría solo hacer acto de presencia y desaparecer como usualmente hace, no, esta noche tendría que estar ahí, tan cerca de él y esto solo hacía que su disgusto por no poder controlar la situación lo tuviera ofuscado.

Debería animarse amo Bruce – comento su fiel mayordomo mientras lo ayudaba a colocarse los gemelos – pareciera que en vez de ir a una fiesta va a un funeral – y para Bruce así lo era – recuerde que como anfitrión debe de recibir y convivir con los invitados al igual que los jóvenes amos, quienes debo decir es la primera vez que veo tan dispuestos a asistir a una gala – comento como si nada Alfred.

Esto hizo eco en su mente nublada por los deseos ligeramente asesinos que tenía en estos momentos hacia la reportera Vicky Vale, logrando que ese comentario hiciera que regresara a la realidad, no solo tendría que estar ahí, convivir y demás, sus hijos estarían con él y eso solo significaba una cosa, no podría evitar (como estaba planeando hacer) entrar en contacto con el equipo y es que como si la situación no fuera lo suficientemente estresante (al menos para el) sus amados y demandantes hijos (y quizás un poco malcriados y consentidos por el mismo) eran fan de básicamente medio equipo lo cual lo llevaba a tener que ir con Lex y solicitar que sus hijos conocieran a los jugadores – oh no, no, no no – esto no estaba bien, el no podría hacer eso y empezó a sentir ahora un poco de pánico, sus sentimientos de homicida fueron sustituidos por los de la desesperación, siendo como siempre Alfred quien lo calmara ya que lo conocía lo suficiente para saber por lo que su joven amo pasaba.

Calma amo Bruce, estará bien, han pasado quince años, será tan incómodo como usted lo quiera y hasta donde recuerdo lo eduque para ser un hombre dueño de si y de toda situación, sin importar cuan en contra estén las cosas, usted siempre ha logrado salir airoso de cada una de ellas y dudo mucho que esta sea la excepción – termino de decir mientras frotaba un poco sus brazos, intentando transmitir confianza, obteniendo el efecto deseado.

Tienes razón Alfred, me has educado bien, no soy un muchachito al que algo pueda intimidarlo, manejare esto como lo que debe de ser, una negociación – respondió el multimillonario para tranquilidad del mayor

Así es amo Bruce, ahora si me permite, le recuerdo que está justo sobre la hora y los jóvenes amos esperan en el recibidor con singular impaciencia – ni bien termino de decir eso se alcanzó a escuchar a sus hijos gritar a coro un: papá vamos tarde, date prisa; logrando una pequeña sonrisa en el rostro siempre serio del señor de la casa