Capitulo 1

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Camina lentamente por el pasillo dejándose guiar por ese latido insípido de un corazón demasiado pequeño, su mano se aferraba al bisturí, su pantalón mostraba una mancha demasiado grande de sangre y el sonreía no entendía el porqué, pero, sonreía.

Baja las escaleras con total calma, se dirige al living, su respiración extrañamente se corta, encuentra a una niña con rizos rubios sucia y contenta, sus manos pequeñas se estiran para poder tomar otra galleta y seguir tomando de su jugo.

—¡Hola señor!—gritó la niña haciendo que el alfa tenga que taparse los oídos por su voz tan chillona.

—Niña, deja de gritar—la niña no le había tomado importancia a lo que acababa de decir y eso lo ponía furioso, demasiado.

La niña siguió como si nada hasta que levantó levemente su cabeza para mirar lentamente un manchón gigante de sangre en el pantalón del hombre que se encontraba frente a ella.

Se acercó lentamente, estudió de lejos la herida, frunció su ceño y arrancó la manga de su vestido ya gastado, acercó su minúsculas manos dejando atónito al alfa, ella con movimientos precisos logró vendar la herida haciendo que sonriera por reflejo.

—Su nana no lo molestará más—susurró con una sonrisa antes de levantarse e intentar irse.

—¡Detengan a la niña!—gritó su beta haciendo que el Alfa entrara en razón dejando de lado su mueca impresionada por una seria e intimidante.

La niña veía con ojos llorosos como varios hombres la tomaban de sus diminutos bracitos, su vestido azul y con puntos blancos estaba desgarrado de la parte de abajo dejando un rastro de sangre en esa parte, en ese momento en el que el Alfa se había tomado el tiempo de estudiarla pudo sentir el hedor que destiladaba la niña y esa mancha grande de sangre que adornaba la parte de adelante de su vestido desde sus rodillas hasta arriba, eso lo preocupó de sobremanera y no sabía cómo manejarlo.

—Suelten a la niña—ordenó.

—P-pero Alfa ella es una infiltrada—balbuceó uno de sus guardias.

—Haber, explícame cómo una niña de dos años podría ser una infiltrada.

—Disculpe, señor, pero, yo tengo cuatro años—confesó la pequeña con avidez.

La niña seguía en la misma posición mientras miraba con sus ojos marrones al hombre que tenía enfrente.

—Si no me sueltas él vendrá y los matará a todos.

El living había quedado en total silencio, la niña miraba con desafío hacia el Alfa, dirigió su insípida mirada hacia la mano de este y sonrió.

—Creo que el podrá defenderse bien.

El Alfa miró rápidamente hacia donde la niña dirigía su vista, vió como la niña sonreía viendo el bisturí.

—¿Sabe querido beta?, nunca debe alejar del territorio enemigo a una niña y más si esa niña es hija de su mayor enemigo.

El beta veía a la niña y ahí fue cuando se detuvo lentamente viendo como la mancha de su vestido se pulverizaba, su vestido cambiaba a uno rosa con flores, su olor era el de un perfume común y su rostro todo sucio se encontraba limpio, con una sonrisa maliciosa.

—Él y ellos están en camino.

—Mierda, es una trampa—gritó el beta de impotencia.

—¡Preparen todo!, no los dejaré ir así como vinieron, tengo sed y quiero saciarla, encierren a la niña en la habitación de aislamiento, asegúrense que no salga.

El hombre imponente salió disparado dejando el bisturí en su habitación y preparándose para atacar, quería sentir la sangre correr entre su osico, muy pronto esa niña pagará muy caro.

La niña se veía envuelta en una confusión, ¿Qué hacían con ella?, ¿Por qué la alejaban de ese living tan lindo?, ¿Por qué no se acuerda que pasó en todo este tiempo?, Además, ¿Qué había pasado con la manga de su vestido y su vestido azul con puntos blancos?

—¿Qué hacen conmigo, señor?— preguntó al hombre que la llevaba esposada por un pasillo muy rústico.

—Callate niña, sigue caminando.

¡Espero que les haya gustado!, Próximamente se actualizará está historia ❤️

Mi Mate©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora