Azúcar ♡ markhyuck

End Of The Day.

Final.

[...]

—¡Donghyuck, me haces el favor y acomodas todas tus cosas! ¡No vayas a hacer sufrir al pobre Hyunjin con tu desastre!

Donghyuck rodó los ojos, pero sin embargo fue y besó en la frente a su madre, la cual ya hacia mucho tiempo había dejado de ser más alta que él, y le dio un abrazo.

—No se preocupe, señora Lee.—Hyunjin, parado en la entrada de las habitaciones de los estudiantes le sonrió a la mujer.—No dejaré que Donghyuck infecte nuestro cuarto.

El moreno gruñó y soltó un montón de palabrerías inentendibles entre dientes mientras su amigo y su madre se reían.

—Bueno, será mejor que los deje solos para que se despidan.—finalmente Hyunjin dijo, luego de la conversación tan animada que estaba teniendo con la señora Lee.

—¿Oh?—la mujer pareció darse cuenta de un detalle de repente.—¿Ya te despediste de tu mamá, Hyunjin? ¿Estaba en plan mamá oso como yo ahora?

El chico se rió.

—Sí, sí. Me despedí de mamá en el camino, no quiso bajarse del auto porque temía ponerse a llorar y luego no dejarme ir.—sonrió, aunque había un fantasma de tristeza en su mirada.—No muchos chicos del campo de dónde soy van a la universidad, señora Lee. Más vale hacer sentir a mamá orgullosa.—infló el pecho de manera cómica.

La mujer sonrió con afecto, casi como si mirara a su propio hijo y luego de un par de despedidas y de darle un abrazo Hyunjin se adentró en el edificio. Un silencio algo tenso siguió y cuando Donghyuck comenzó a pensar en qué debía decir su madre le rodeó el cuerpo con sus delegados brazos.

Donghyuck sonrió para sí mismo y le devolvió el apretón casi con la misma fuerza.

—Sin llorar, Lee.—Donghyuck se rió, puesto que luego de pronunciar esas palabras sintió el hombro mojado.

—Ya gané yo.—respondió, sonriendo triunfante y a pesar de todo, cuando la dejó de abrazar comenzó a llorar.

—Bueno, basta.—su madre aplaudió, tomando un respiro sonrió.—¿En serio tienes todas tus cosas? ¿Nada que se te olvide?

—Mamá...—no sabe si lo dijo para hacerla a ella o a sí mismo sentir mejor pero lo dijo.—Puedo pasar a buscar lo que sea que se me olvidó en cualquier momento.

A la mujer se le iluminó el rostro y un sentimiento cálido le llenó el pecho a Donghyuck.

—Avisas, ¿Eh? Que no te voy a abrir la puerta.

Donghyuck rió.

—Te amo, mamá.—fue lo que respondió.

—También te amo, Donghyuck.—dijo.—Te llamaré más tarde para saber cómo está todo.

Minutos después su madre ya no estaba. Se quedó mirando la universidad por unos momentos, el edificio gigante y moderno. Suspiró.

Aquí estaba su nueva vida.

[...]

—Hola.—saludó a Hyunjin, quien estaba tumbado en el sofá mirando televisión.—¿Para qué ves ese show? Ni siquiera te gusta el fútbol americano y es de lo único que se trata.—dijo, cuando se sentó junto al castaño.