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Había pasado una semana desde la llegada de la chica y en esa semana se había dedicado a conocer Londres un poco.
También a organizar su casa ya que había que hacer muchas cosas, su padre por ser el presidente de la empresa e hijo adoptivo del dueño pudo tomarse un mes de vacaciones para organizarse bien con su hija.
Pero los días de risa pintando parados y ensuciándose de pintura habían llegado a su fin, era su primer día de clases en el London Royal Institute una escuela para niños ricos a la que en realidad no iba tanto por que quisiera si no por que como todos los estudiantes del Tuxon Dance Academy debía estudiar allá.
El uniforme consistía en una falda azul muy corta para su gusto y una camisa blanca que Ciara subió hasta sus hombros unas medias blancas hasta la rodillas y unas zapatillas azules.
—¡Papá!
—¿Que pasó?— pregunto el hombre desde el primer piso de la casa.
—Parezco una muñequita de juguete, odio esto.
El hombre río y recordó a la madre de la chica, ambos habían estudiado en aquella escuela y su mujer odiaba aquel uniforme.
Subió las escaleras y se apoyó en el marco de la puerta.
Ciara miró a su padre haciéndole ojitos.
—Bueno te comentaré algunos secretos, puedes ponerte los zapatos que quieras la verdad pues si no eres becada no te dicen nada— rodó los ojos recordando todos los malos momentos que pasó— también si tus padres son beneficiarios de la escuela tu vida será mucho más fácil.
—tú no eres beneficiario.
—hoy iré a hablar con el director, otra cosa los lugares de la escuela los baños siempre están llenos de droga, las escaleras de personas besándose, la cafetería de gente chismeando y es donde todos se dividen, te recomiendo visitar el campo de fútbol— un hermoso recuerdo le vino a la mente— allá podrías estar alejada de todos sin problemas aparte los hijos e unos amigos están en el equipo te los presentaré.
Su padre siempre estaba ahí para hacerle las cosas más fáciles y para apoyarla cuando eran demasiado difícil.
