Nuestro lugar

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Julia

Salgo de la ducha, me seco y me empiezo a vestir. Gracias a Sabela he conseguido decidir que me pongo. Unos pantalones anchos negros, con un top negro y una chaqueta de estampado de serpiente. Me seco el pelo y me lo dejo suelto, y no me maquillo mucho.

- ¿Nerviosa? - Sabela deja la ropa en su cama y se gira para mirarme - estás guapísima, y no te veía tan feliz desde hace tiempo.
- Pues a decir verdad si que estoy algo nerviosa pero es normal, ¿no?
- Claro que es normal. Cuando vas a tener una cita con alguien que te gusta siempre se está nervioso antes - le doy un codazo y ambas reímos pero el timbre nos interrumpe - tu principal azul ya ha llegado.
- Mira que eres tonta - le doy dos besos y salgo de la habitación - luego hablamos.

Salgo del ascensor, me coloco bien el pelo y salgo del edificio. Al salir lo veo apoyado en un coche negro mientras que está con el móvil, cierro la puerta y él levanta la mirada. En ese momento siento que el mundo se para y que sólo estamos en esa calle de Madrid nosotros dos, solo nosotros. Una sonrisa se nos dibuja a ambos en la cara.
- Que guapa estás - le doy las gracias tímidamente y le doy dos besos - sube, vamos a un restaurante que conozco. Si tú quieres, claro.
- Claro, hombre. Sin problema - me sonríe y arranca el coche.

Durante el camino estuvimos hablando, cantando y riendo. Y yo, además de todo eso, estuve observándole. Porque él es guapo pero cuando conduce lo es aún más.

- Pues ya hemos llegado. Este restaurante es el primero al que vine cuando me mudé a Madrid y es muy especial para mí, y como tú también lo eres pues te he querido traer - el silencio invade el coche. Acaba de decir que soy especial para él.
•••

- Entonces viniste aquí para un cambio de aires.
- Exacto. Había terminado la carrera, y también la relación con mi ex y quería cambiar de aires. Conocí a Dave y bueno al final nos fuimos a vivir juntos.
- Que casualidad... Yo también me vine a vivir aquí para un cambio de aires - ambos reímos - y me alegro mucho de tomar esa decisión. Estoy conociendo a gente súper guay.
- Como por ejemplo yo - yo rio y asiento. Era cierto, era de las mejores personas que había conocido aquí - tú también eres muy guay.

Seguimos hablando, comiendo, riendo y bromeando durante unas horas hasta que son cerca de las cinco cuando Carlos decido que es hora de nos vayamos, ya que me quiere llevar a un sitio.

- Pero chiquillo, ¿donde me estás llevando? - él ríe pero no me contesta - pues nada, le ha comido la lengua el gato al parecer.
- Que ya llegamos.
- Eso lo has dicho hace - miro la hora en el móvil - ¿20 minutos?
- Anda ya exagera'. Mira, ya hemos llegado - aparca el coche al lado de una colina - arriba hay unos banco donde se ve toda Madrid, siempre vengo para relajarme y componer. No le he enseñado a nadie este sitio.
- Carlos eres increíble, gracias por traerme a este sitio tan especial para ti - le sonrío y él me caricia mi mano - yo también voy a tener que enseñarte mi sitio especial.
- Cuando tú quieras - ambos nos miramos, y otra vez siento como el mundo se para y solo estamos nosotros dos - pero primero te enseño yo mi lugar.

Salimos del coche y empezamos a subir aquella colina, y después de unos largos 8 minutos llegamos a la cima.
Era un lugar precioso. Unos cuantos bancos rodeados de árboles y con vista de Madrid. La paz reinaba en aquel lugar.

- Pues este es mi lugar. ¿Que te parece? - Es precioso, Carlos, es impresionante - nos sentamos en un banco y yo sigo mirando todo lo que se puede ver desde aquel lugar, mientras siento como él me mira a mi - mi lugar, comparado con el tuyo, es un cero a la izquierda.
- Seguro que es tan bonito como tú - le miro y le sonrio mientras le acaricio una mano - y ahora, si tú quieres, puede ser nuestro sitio.
- Que así sea...

Estamos un rato en silencio disfrutando de las vistas, pero sobre todo de nosotros. Nos estamos acariciando en cada momento, sonriendo, mirándonos. En ese momento me siento en el cielo.

- Me encanta este lugar... Es precioso - él asiente y nos quedamos mirándonos, la atracción es una realidad por lo que no aguanto más y me lanzo hacia sus labios.
Es un beso tímido pero a la vez pasional. Ambos teníamos ganas de que pasara.
Separo mis labios de los suyos y miro al suelo y él me levanta la cabeza, me mira la boca y volvemos a juntar nuestros labios.


No os podéis quejar de capítulo ehhh.
Tengo algo que decir: subiré capítulo o el viernes, sabado o domingo.
Os espero en el próximo capítulo! Podéis comentar este en twitter con #LCDLG

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⏰ Última actualización: Jan 26, 2019 ⏰

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La chica de la guitarra | julrightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora