Epílogo

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[Cargando... (100%)]

Abrió sus ojos color café, miró el techo blanco como también la lámpara incandescente que se encontraba incrustada en esta, giró su mirada por toda la habitación; viendo las paredes blancas que conformaban su habitación. De inmediato se levantó de la capsula esférica donde se encontraba acostada, su piel clara se encontraba en la intemperie, mostrando cada centímetro de las finas curvas de su cuerpo, de la misma manera mostraba su desprovisto pecho de una joven de quince años o menos.

[Humanos: una de las especies más débiles de entre todas las existentes en este mundo, cuya característica más sobresaliente...]

Caminó hacia el ropero blanco que se encontraba a unos centímetros de la capsula, con una gran sonrisa en su labios abrió unos de los cajones y sin más tomó la blusa marrón claro sin mangas. Giró varias veces la prenda antes de vestirla, luego abrió dos cajones más, en uno de ellos se encontraba la ropa interior que solía vestir diariamente y en el otro sus shorts que vestía a diario.

—Nana, na, naana. Na. Na, nanana... ♪♫♪♫♪♫♪♫—. Mientras tarareaba una canción que en su mente aún mantenía.

[Es su arraigado deseo de sobrevivir, el cual suele manifestarse en momentos donde su vida corre un gran riesgo de extinguirse, volviéndose egoístas si es necesario o defendiendo su prole en pos de su posteridad...]

Al colocarse la correa que sostenía su short y finalmente cubrir sus manos con los guantes rojos había terminado de cambiarse. Se acercó al espejo que se encontraba a lado del ropero y cogió el peine que se encontraba en el primer cajón que abrió, lentamente empezó a peinar su cabello negro liso, teniendo cuidado de no lastimarse sus orejas puntiagudas.

—Nana, na, naana. Na. Na, nanana... ♪♫♪♫♪♫♪♫

[Bestias inteligentes que suelen tener envidia del entorno que les rodea, teniendo una gran avaricia sobre todo lo que les rodea, anhelando lo que nunca puede ser suyo...]

Al terminar daleó su cabeza como un péndulo, mientras sonreía y el cerquillo de su cabello negro cubría su ojo derecho, se sentó en el suelo blanco. Después cubrió sus delicados pies con unas medias rosas para luego calzar unas zapatillas deportivas y luego caminar a la puerta que llevaba al exterior de su habitación.

—Nana, na, naana. Na. Na, nanana... ♪♫♪♫♪♫♪♫

[Bestias frágiles que crean e inventan miembros externos para cubrir sus notables deficiencias. Humanos, desean ser superiores sin importar la deuda que en el futuro se tiene que pagar...]

La puerta metálica automáticamente se abrió, mostrando el pasillo adornado de mosaicos que se extendía más allá, hasta donde la vista no podía llegar, rodeado por los bordes de incontables puertas metálicas y paredes de un turquesa claro, un sin número de las lámparas incandescentes seguían en el techo formando un desfile que iluminaban el extenso pasillo.

[...Activando personalidad temporal...]

Volvió a sonreír tímidamente, empezó a dirigir sus pasos tranquilos a su derecha, mientras caminaba con ligera observaba los tableros numéricos y electrónicos que había en cada puerta. Sabía que detrás de cada puerta, las habitaciones se encontraban vacías, pues sus ocupantes aún estaban ausentes desde hace mucho tiempo, debería no importarle por su naturaleza.

—Nana, na, naana. Na. Na, nanana... ♪♫♪♫♪♫♪♫

[...Conectando a la red principal...]

Pero inconscientemente se detuvo, para mirar fijamente una de las tantas puertas que había en el pasillo, dejó de tararear y su mirada perdió brillo por un pequeño momento. No había ninguna diferencia con las demás puertas, todas eran idénticas no había nada que la diferenciaba de las otras, se encontraba a veinte puertas de la cual ella había salido, bajó la mirada lentamente cubriendo su vista con los mosaicos del pasillo.

[...Conexión completa...]

—Nana, na, naana. Na. Na, nanana... ♪♫♪♫♪♫♪♫

Volvió a caminar tarareando nuevamente, aceleró su caminar para acortar la distancia rápidamente, empezando a correr después de unos segundos, llegó rápidamente al final del pasillo, el cual se bifurcaba en dos pasillos, eligió el de su izquierda para de nuevo empezar a correr sin importarle el entorno al su alrededor.

—Nana, na, naana. Na. Na, nanana... ♪♫♪♫♪♫♪♫

[Buscando... 05%]

—Nana, na, naana. Na. Na, nanana... ♪♫♪♫♪♫♪♫

[Buscando... 10%]

—Nana, na, naana. Na. Na, nanana... ♪♫♪♫♪♫♪♫

[Buscando... 20%]

—Nana, na, naana. Na. Na, nanana... ♪♫♪♫♪♫♪♫

[Buscando... 30%]

—Nana, na, naana. Na. Na, nanana... ♪♫♪♫♪♫♪♫

[Buscando... 40%]

—Nana, na, naana. Na. Na, nanana... ♪♫♪♫♪♫♪♫

[Buscando... 50%]

De repente detuvo sus pasos justo en una puerta diferente a la mayoría de todas las puertas en los pasillos.

—Nana, na, naana. Na. Na, nanana... ♪♫♪♫♪♫♪♫

[Buscando... 60%]

Abrió la puerta de madera barnizada con tranquilidad, lo primero que vio fue una pizarra blanca acrílica y en una esquina un escritorio con una roja manzana en este. Esbozó una gran sonrisa para luego girar su mirada a la derecha.

— ¡Muchas gracias niños!— Dijo con una suave y maternal voz.

—¡¡¡Buenos días maestra!!!— Varias voces de niños alegres que no pasaban de los siete años la saludaron al unísono.

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[Buscando... 90%]

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[...Error...]

[...Error...]

[...Error...]

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[...No se puede encontrar...]

[...A la unidad de infiltración Neo 2.0...]



Continuará...


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Neo 2.0--Volumen 01(completado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora