Capitulo 49.

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"I'M FINE"

CAPITULO 49. 

–Aust…–

–Lo estoy. – me interrumpió.

No sabía que decir. Seguía el brillo en sus ojos. 

–Haber jóvenes, saquen su libro en la página 34. – dijo el maestro.

Austin se volteo y sacó su libro. Yo sin nada que decir hice lo mismo.

Mientras el maestro daba instrucciones, y todo eso, yo estaba pensando en lo que me había dicho Austin, más bien, en que le iba a decir después de la clase. 

*Suena campana* Había pasado el tiempo y no sabía que decirle a Austin. 

Austin guardaba sus cosas, no volteo a verme, ni me dijo nada. ¿Qué pasaba? ¿Estaba molesto? No, ¿Por qué lo estaría? A lo mejor no sé, le daba pena. Austin se levantó, agarró su mochila y salió sin verme a la cara, ni nada. 

Empecé a guardar mis cosas, sí, estaba confundida. Me levanté cogí mi mochila y salí. Al salir estaba Austin esperándome. Mierda. 

Caminé hacia él, me sonrió, le devolví la sonrisa, empezamos a caminar hacia la última clase, Trigonometría. 

Silencio total. 

Realmente icómodo. Yo no sabía que hacer, si decirle algo sobre lo de hace rato. Y si… estaba esperando a que le dijera algo sobre eso. Mierda. No sé qué decirle.

–Nos toca Trogonometría ¿cierto? – Austin rompió el silencio. 

–Sí. –

Silencio total. Otra vez. 

–Odio esa materia. – dije. 

–Yo no, bueno porque le entiendo. –

–¿Enserio? – pregunté. –Yo casi no, se me dificulta muchísimo. –

–Yo puedo…bueno, si quieres a lo que no le entiendas, yo puedo explicártelo. – 

–Sería fantástico. – dije. –Bueno, ahorita con lo que llevamos del ciclo no eh entendido nada. –

–¿Quieres clases del súper fantástico Austin? – Austin hizo voz de comercial.

–¿Súper fantástico Austin? – reí. –Claro, es una buena idea. –

–¿En donde? – preguntó. –Mi casa está disponible siempre. –

Debo admitir que quería ir a la casa de Austin. Siempre había rumores de que era perfecta. No lo dudo, Austin es un niño rico. 

–Está bien. ¿Cuándo empezamos?

–Mañana. Hoy, no puedo. – 

Austin sonrió y me guiñó el ojo. Morí. 

Llegamos al salón de trigonometría. Se había olvidado todo el asunto. Estupendo. 

Sonó la campana. Hora de libertad. Se acabó la escuela. Por hoy, pero se acabó. 

Austin los Lunes se quedaba a clases de regularización, no a que se regularice él, se quedaba a ayudar a regularizar. Austin en pocas palabras: és inteligente. Me despedí de el en el salón, el se fue a la izquierda y yo bajaba las escaleras. Cuando bajé estaba Carter esperándome, como siempre. Con la pose del chico popular sexy. Sí, yo me vovía loca.

–Hola chico popular sexy. – dije riendo. 

–Amas que sea chico popular sexy. – me besó. Me besó con locura. Sí, fue raro. 

–¿Estás feliz o algo? – pregunté. 

–Sí, mucho. –

–¿Por qué? –

Carter se me quedó viendo. 

–¿Sabes que día es mañana cierto? – dijo serio. 

¿A que se con refería eso? Mañana es Martes 14 de Dic… ¡MARTES 14 DE DICIEMRE! Cumplía un mes con Carter. Dios, como pude olvidarlo. 

–¿Mañana? No. – hice una mueca. –Mentira. Cumplimos un mes mi amor. –

Carter sonrió.

–Lo acabas de recordar ¿cierto? – 

–Sí. Perdón. – hice un puchero.

–¿Tendré que lidiar con eso? – preguntó en broma.

–No. Lo prometo. – lo besé. 

–Y bueno, ¿Qué haremos mañana? –preguntó Carter y empezamos a caminar. 

¡MIERDA! Había quedado con Austin de ir a estudiar mañana a su casa. No le podía decir eso a Carter. Era nuestro primer mes juntos y… no, no, no. Tendré que cancelarle a Austin, tendrá que ser otro día. 

–¿Qué quieres hacer tú? –

–Vámonos de pinta. – alzó las cejas. 

–No suena nada mal. – dije. 

–Ya está. Paso por ti mañana hasta tu casa. Ponte algo cómodo. Te voy a llevar a un lugar especial–

–¿A dónde? – pregunté misteriosa.

–Es sorpresa. – 

Hice un puchero. Me besó.

Llegamos a la esquina, y esta vez me tuve que ir yo sola en el transporte, ya que Carter tenía que llegar a casa rápido. Me despedí de el, como siempre me dijo “te amo” me dio el dinero del transporte, claro, a fuerzas, siempre me da dinero para el transporte, yo nunca lo quería aceptar pero siempre me lo daba a fuerzas.

El transporte me dejó un poco lejos de mi casa, tuve que caminar. Doble una esquina. Al doblar una esquina se veía mi casa, y… alguien estaba sentado afuera de mi casa.

–¿Quién será? – susurré. 

Forcé la mirada. Joder. Era Alice. Y estaba… estaba llorando. 

Corrí hacia la casa. Alice me vio, se levantó y corrió hacia mí. 

–Aqua. – me gritó en llantos.

–Alic..¡ALICE! ¿Lo volviste a hacer? – 

Alice tenía una mano ensangrentada, sí, lo volvió a hacer, se volvió a cortar.

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