Capítulo I.

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Miles de estrellas se reflejaban en sus claros ojos, era tan espectacular para ella aquella vista que podría pasarse toda la noche mirando el techo del Gran Comedor, Elin solía olvidarse por completo de la cena solo para mirar las estrellas que se reflejaban en el techo sobre su cabeza, era muy curiosa y observadora provocando que en más de una ocasión ignorara lo que ocurría a su alrededor.

—¡Elin! —la mencionada giró asustada por el grito de su mejor amiga, Danielle le miraba con el ceño fruncido—. Llevo hablándote toda la cena sobre mis penas de amores y tu solo te la has pasado viendo el techo ignorándome —soltó un suspiro al mismo tiempo que los integrantes de Hufflepuff quitaban su atención de ellas, la mayoría había girado al oír el grito de la metamorfomaga, para los tejones ya era costumbre ver a la chica perteneciente a Slytherin en la mesa de su casa, hasta podría creerse que la chica originalmente rubia pertenecía a la casa de los tejones—. No sé ni por qué me molesto, lo haces siempre.

—Lo siento —no iba a poner excusas, Elin sabía bien que Danielle le conocía perfectamente y por más veces que ella le regañara Elin no cambiaría, su mirada al igual que su atención siempre se fijarían en el cielo estrellado que les brindaba el techo del comedor, o casi siempre. Sin que nadie lo notara Elin miraba distraídamente hacia la mesa de los leones, exactamente dónde estaban los merodeadores, no por el ruido que estos hacían diariamente, sino por Remus Lupin el chico que provocaba que su curiosidad se elevara por los cielos. Remus era para ella un enorme enigma, uno que nunca se ha atrevido a aclarar, su timidez le impedía siquiera desearle los buenos días cada que coincidían en alguna clase.

—No importa, ahora volverás a escuchar la historia de cómo Reynolds intentó besarme, ese chico no entiende un no por respuesta.

La chica de ahora cabello azul comenzó a relatar su anécdota mientras Elin le ponía total atención, esta vez no se distrajo con nada, por lo que no notó la mirada de cierto Gryffindor en ella, este miraba cada gesto que la chica hacía, cada movimiento que efectuaba al intentar aconsejar a su amiga. Remus miraba a Elin con cautela, la chica le parecía interesante y sumamente hermosa, ante sus ojos Elin era alguien imposible para él, por ello solo se dedicaba a mirarla cuando esta estaba distraída cosa que muchas veces provocara que se reprendiera a si mismo porque creía parecer un loco acosador.

Kindest → Remus LupinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora