Capítulo II: de cómo lidiar con el amor

175 24 4
                                    

Si alguna cualidad muy útil tenía Oikawa, era su capacidad de concentración –o aislamiento–, por lo que no le era para nada difícil enfocar cada uno de sus sentidos en una sola cosa, e ignorar todo lo demás, si así lo deseaba. Podía adoptar una personalidad tanto alegre –similar a la que mostraba la mayoría del tiempo a sus compañeros de clase–, como algo oscura y fría. Cabía decirse que, incluso, se volvía alguien irreconocible. Pero, esto solo pasaba si Oikawa llegaba a cierto límite de fatiga. Sin embargo, ahí se encontraba, de nuevo resistiendo con toda su voluntad las ganas de fulminar a la chica enfrente suyo y marcharse sin más.

Se encontraba yendo a las prácticas de voleibol, como era su costumbre, cuando fue, literalmente, interceptado por una chica de un curso menor. Era de mediana estatura, esbelta y con el cabello color rubio, que le llegaba hasta los hombros en un ondulado muy natural. Muy bonita. Oikawa contuvo el impulso de rodear los ojos, porque sabía lo que venía a continuación; y era cuando se concentraba en sus pensamientos para bloquear el sonido proveniente de los labios de la fémina. Antes, estuviera sonriendo con amabilidad, y se hubiera tomado la molestia de prestar atención a las palabras ajenas, incluso se encontraría acariciando, con suma suavidad, la cabeza de la rubia mientras aceptaba salir con ella, para después botarla a la semana y media. Pero hoy, especialmente este día, no albergaba ánimo alguno para realizar ninguna de las acciones anteriores.

Elevó sus comisuras sin mucho ánimo, suspirando levemente. Se sentía algo cansado como para comportarse igual de gentil de lo que hacía, así que, con un tono neutro, soltó un: "lo siento, no busco una relación por ahora, pero te agradezco tus buenas intenciones". Después, sin premura alguna, recogió sus pertenencias del suelo, y se encaminó directo al gimnasio donde sabía que, sin escapatoria, le esperaba un alterado Iwa-chan para regañarle por su tardanza, aunque no fuera su culpa. La chica había mostrado una expresión decepcionada, como cuando realmente añoras algo y te lo arrebatan sin siquiera haber tenido la oportunidad de poseer aquello. Lo raro de todo el asunto, es que terminaba por causarle una gracia amarga; no le llenaba de gusto hacer tales actos, pero resultaba cada vez más cansino para el castaño ocultar su hastío. Y realmente no buscaba causar daño a externos. Al contrario, si hubiera aceptado los sentimientos de la rubia, únicamente hubiera logrado lastimarla más de lo que lo hizo con su rechazo.

   Entró al gimnasio, esbozando una sonrisa apenada mientras elevaba sus dedos en la señal de paz. Iwaizumi lo miró con una ceja arqueada, y un brazo recargado en la cintura; si bien, al pelinegro no le faltaban las ganas de propiciarle una buena patada al castaño por su tardanza, pero tendría la decencia de preguntar primero por la razón de ello.
   —Y ahora, Basurakawa, ¿por qué llegas tarde?—. Espetó, dándole un manotazo al dorso ajeno, para así desvanecer su gesto de armonía.
   —Iwa-chan, qué grosero— dijo Oikawa, con un mohín en los labios mientras masajeaba sus dedos—, fui interceptado por una chica de clase menor. Ya sabes, lo de siempre.
El guiño que Oikawa realizó al final de su excusa, fue lo que impulsó a su mejor amigo a empujarle con fastidio hacia la cancha.
   —Ya, a nadie le interesa. Ponte a calentar, tenemos que practicar más para los intramuros.

   Oikawa obedeció, sin más preámbulos, pues, sabía que Iwa-chan se estaba conteniendo por darle una buena golpiza. Y no por que hubiera llegado tarde, precisamente, sino porque sabía a la perfección que su amigo lo conocía lo suficiente como para darse cuenta de que estaba teniendo un día muchísimo más pesado de lo normal; y esa era su "linda" forma de animarlo. No obstante, por más agresiva y hosca que fuera, la apreciaba, e incluso le provocaba una pequeña felicidad en su interior.

   Iwaizumi podría no ser la mejor persona consolando a alguien más, pero hacía el intento, y eso, Oikawa lo agradecía mucho más que si le dieran algún abrazo, o cualquier otro gesto de aliento. Entre ellos dos, se entendían a la perfección, y así estaba bien.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 11, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Verdis Quo (editando) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora