El débil y delgado cuerpo del pálido heredero del símbolo del mal, yacía tirado en un callejón y a su lado descansaba la mano a la que él llamaba padre.
El viento gélido le hacía temblar en sueños.
El niño sádico despertó de su profundo sueño, le dolía mucho la cabeza y no tenía fuerzas. Sus ojos tenían la intención de cerrarse nuevamente, pero él no se lo permito, pues tenía un mal presentimiento y era claro que ese no era un buen lugar para descansar.
—Sensei? — dijo con voz ronca.
Al intentar levantarse sus débiles brazos le fallaron, cayendo nuevamente al suelo. No comprendía el que pasaba, porque se sentía tan débil? Donde estaba y porque estaba allí? Su cuerpo estaba comenzando a experimentar algo que había olvidado, el miedo.
No sabía dónde estaba, estaba perdido. Pero debía volver a casa o Kurogiri se preocuparía, al igual que los demás y por ello debía levantarse.
En su segundo intento logró ponerse de pie y se vio a sí mismo reflejado en un charco de agua que había frente a él.
No lo podía creer, ese no era él, se veía como de unos ocho años.
Se frotó los ojos y volvió a mirarse en el charco, pues eso no podía ser cierto. Pero nada había cambiado, se seguía viendo como un niño. Se echó a reír, mientras se rascaba violentamente el cuello, esto tenía que ser un sueño. No es normal que los adultos vuelvan a ser niños, verdad?
Esto debía ser una broma de Toga, esa maniática lo sacaba de sus casillas.
— Muy gracioso, Toga, pero ya deja de jugar conmigo y sal de donde estés — dijo con su voz infantil.
Una parte de él sabía que la maniática de Toga no tenía nada que ver y que no estaba escondida por allí en algún lado. Pero se negaba a la idea de que era un mocoso nuevamente.
— Maniatica, tienes un minuto para salir de donde estes y deshacer lo que hiciste o abra una loca menos en el mundo — dijo comenzando a ponerse histérico, pero nadie respondió a sus ordenes.
Entonces el pequeño egoísta fue obligado a aceptar todo. No era una broma. Había vuelto a ser un niño.
Entro en panico, comenzó a jalarse el cabello, a rascarse con más intensidad en el cuello y a sentir asfixia, a sentirse mareado, y malestar en el tórax.
No dejaba de repetir que no podía ser cierto y esto era un mal sueño, que al final despertara en casa en su habitación y le daría los buenos días a su sensei y Kurogiri le haría el desayuno. Mientras Tomura sufría su ataque de pánico, sin darse cuenta salió del callejón, topándose con una calle muy transitada en donde varia gente se detuvo a ver su escena.
— Sensei, donde estas? — preguntó mientras se lastimaba a sí mismo, rasgándose violentamente — Padre, dónde estás, te necesito, por favor no te vayas, no me dejes — siguió pidiendo le a la nada —. Sensei por favor vuelve, no puedes dejarme ahora, por favor no me abandones como padre. Al menos dime qué está pasando, sensei!
Las personas lo veían intrigados, solo estaban allí parados, observando, varios murmuraban sobre él o le grababan con sus teléfonos, o otros simplemente lo ignoraban y trataban de alejarse lo más posible de él. Parecía que nadie vendría por él, eso le trajo un dejavu.
De pronto sus ojos comenzaron a cerrarse involuntariamente, su cuerpo estaba ciento obligado a descansar y al parecer no era el único, porque llego a observar como varios de los testigos se dormían también.
— Upss... creo que se pasó la mano — fue lo último que escuchó antes de caer dormido.
ESTÁS LEYENDO
El angel sin alas
Fanfiction"Es más fácil construir un niño fuerte que reparar un adulto roto" Todos alguna vez quisimos volver a nuestra infancia. Pero apuesto a que no te gustaria despertar como un niño en algun callejon de Tokio. Tomura Shigaraki al igual que muchos otros h...