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No es nada de lo que te imaginas, mi pequeño Al-un hombre se hallaba parado alli frente a él, de un dulce cabello color caoba, alto, delgado, pero de presencia imponente y atrayente, que vestia unos pantalones de tela gris que estaban acompañados por un par de botas negras, poseia un chaleco a lineas negras y blancas debajo de su chaqueta de color rojizo, en sus hombros poseia una melena de color miel que hacian juego con sus ropajes, sus ojos eran verdes y estaban adornados por pintura facial de color negro que a su vez contrastaba con su piel blanca- es solo que no voy a permitir que dañes a mi amiga , Alice; como lo has hecho antes, aunque en ese momento no estuve para cuiadar mi posesion esta vez la defendere, ella me pertenece-culminó aquel hombre con una sonrisa en el rostro, poseia una dentadura poco inusual sus dientes parecian humanos, de hecho lo eran solo que terminaban en picos. Una combinacion de aspectos singulares que le volvian atractivo.
¿Quien mierda eres tu?-le preguntó Al sin respeto alguno hacia aquel hombre.
Yo soy la persona que va a arreglar tu vocabulario-le contestó-mi nombre es Jason, el fabricante de juguetes, y yo fui quien le regalo aquella muñeca a Alice-le mencionó apuntandole con su dedo que lentamente se fue ennegreciendo y pudriendo-y pronto tu tambien estaras junto a ella.
En un momento en el que Al parpadeo el fabricante habia desaparecido, pero eso hubiera sido lo mas extraño si es que no hubiera sucedido lo que sucedió después. El suelo se fue hundiendo y torciendo justo en donde Al estaba parado, como un tobogán, pero mucho más macabro, con astillas sueltas y dispersas por todos lados, tuberias que se retorcian y resonaban tormentosamente mientras al seguia cayendo hasta lo que distinguió como un marco azul de madera, el inico del tobogán, y por ende la luz, desaparecieron. Todo se volvio oscuridad por un instante en el que Al lloró por lo real de la situación ante la que se encontraba, hace tiempo que habia caido del tobogan pero Al no se habia atrevido a abrir los ojos, podia ver una refulgente luz a travez de sus parpados y una silueta recortada que Al identificó como la de Jason.
No tienes porque tenerme pequeño-Al estaba en lo correcto el que se hallaba allí, frente a el era Jason le reconoció lo voz al instante-entiendo que no quieras abrir los ojos pero tienes que hacerlo, o de lo contrario tendre que confeccionarte otros ojos-culminó Jason, a todo momento hablando juguetonamente.
Al no podía acabar ahí, el podía hacer más, el tenía que hacer más, en un momento en el que Al creyó que Jason estaba desprevenido se levantó de un saltó y sacó la pistola de su cinturón, levantó el arma sin pensarlo y le apuntó a la cabeza lo más rápido que pudo.
¡¡Muere maldito cabrón!!-gritó Al al momento que aplastó el gatillo, la bala salió del cañon con una trayectoria fija, el fabricante de juguetes no tuvo ni tiempo de reaccionar al claro disparo que acababa de recibir, cayó sobre una gigantesca serpiente de tela morada y manchas amarillas, de unos ojos arcoiris y boca retorcida.
Lo habia conseguido, Al habia matado al fabricante de juguetes y ni habia sudado, se le acercó al cuerpo inerte de Jason y le aplastó la espalda mientras observaba el agujero sin salida que le hizo en el cráneo.
Al se alejo de un brinco asustado y exaltado como nunca antes-algo va mal, algo va mal, algo va mal...-Al no podia dejar de mirar el cuerpo de Jason y como le cambiaba el color, de un dulce color caoba a una cabellera completamente blanca. Al se acercó nuevamente al fabricante de juguetes que seguía inerte en el piso y vacio el gatillo en él, cada bala con más placer que la anterior, Al no pudo ni reaccionar cuando Jason le agarró del tobillo y le derribó al piso.
Pequeño pedazo de mierda-le soltó Jason mientras se levantaba y alzaba del piso a Al-creó que seras una esplendida cena de Navidad para Mr. Glutton-Jason llevo a Al a la fuerza a travez del pequeño cuarto de trabajo, le amarró en una mesa con unas esposas que el mismo habia trabajado, atrajo una pequeña mesa del rincon de la habitación que contenìa todo tipo de artilugios de confección y a la vez tortura que se puedan imaginar.
Jason agarró una sierra curva y se la acercó al pie de Al, no le importaron sus gritos, Jason empezó a talar dentro de su piel.

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