•Inspiración y favores•

2K 239 27
                                    

—¡Muy bien hecho! ¡Hasta la próxima, clase! — Taehyung felicitó y despidió a sus alumnos, quienes lo saludaron de vuelta con gran efusividad.

Taehyung con una enorme sonrisa observó como uno a uno salían del gran salón. Muchas de las chicas salían murmurando y riéndose echando un último vistazo al atractivo profesor de arte que les aceleraba el corazón. Pero además de su gran atractivo, Taehyung era un talentoso estudiante de Artes Plásticas Contemporáneas que trabajaba medio tiempo en aquella pequeña escuela de arte y que, además estaba a un paso de presentar su tesis final para obtener su licenciatura. Aunque, que eso último le estaba costando bastante.

Tan solo le faltaba un mes para presentar su tesis y la verdad era que no había tocado su lienzo desde que terminó el semestre. Se paraba frente al caballete por horas, mirando su gran lienzo en blanco sin ninguna inspiración en particular. Era como si su cerebro se negara a pensar en algo que pintar y así, poder mostrar todas sus dotes como artista ante todo el decanato universitario.

El tiempo se le acaba y debía en encontrar algo que lo inspirara lo suficiente para poder plasmarlo en una pintura.

Interrumpiendo, su teléfono comenzó a sonar y al ver la pantalla sonrió.

—¡Hey Bogum! —Saludó Tae con entusiasmo.
—¿Cómo estás? ¿Ya saliste de clase?
—Bien. Sip, estaba terminando de guardar mis materiales.
—¿Tus alumnas siguen baboseando por ti? — Bromeó su mejor amigo.
—Basta, sabes que me incomoda. — Escuchó como se reía del otro lado.
—Bien, lo dejo ya. ¿Ya solucionaste lo de tu clase?
—No, nadie puede. Pregunté en la universidad, pero no conocen a nadie que lo haga por un  precio razonable. Si para mañana no encuentro a alguien, no sé con qué llenar esas clases.
—Yo iría, pero es bastante humillante, así que paso.
—Es arte, el arte no es humillante, Bogum. — Dijo Tae en tono casi ofendido.
—Posar casi desnudo por horas frente a niñas hormonales es humillante, Tae. — Dijo Bogum mostrando su punto.
—Bueno, ya. ¿Para qué llamaste si no me vas a ayudar?
—Tranquilo. No te daré mi cuerpo, pero sí el de un Park, al menos.
—¿Te das una idea de lo mal que suena?
—Esa era mi intensión, bobo. Pero, en fin, puedo ayudarte.
—¿En serio? — Se oía la emoción y alivio en su grave voz.
—Mi primo llega mañana de Busan y como fue modelo en su adolescencia, le pregunté si le interesaba trabajar unos días como modelo vivo y aceptó.
—Me salvaría la vida, Bogum. — Tae suspiró con gran alivio.
—¡Hey! Yo te lo conseguí, me la debes a mí.
—Y sé que nunca me dejaras olvidarlo, Bogum.

[...]

La clase comenzaba a llenarse y Bogum y su primo no llegaban. Tae llamó a su mejor amigo innumerable de veces, pero no le contestaba y lo odiaba por ello. Dio la bienvenida a los alumnos que iba llegando, pero no dejaba de observar por la ventana la entrada del edificio buscando una señal de su amigo. Para la tranquilidad de sus nervios, aparecieron.

—Ya es tardísimo, Bogum. Te había dicho a las seis de la tarde. — reclamó Tae en susurros para que sus alumnos no escucharan.

—Lo sé, pero ya estamos aquí ¿No? —Tae lo quería ahorcar y Bogum lo sentía. — Mira, él es mi primo y tu salvador. Has lo que quieras con él, yo me voy. — Se colocó detrás de Jimin prácticamente empujándolo hacia Tae.

Tae y Jimin observaron como Bogum huía hacía la salida.

—¡¡Que buen primo eres!! — Gritó Jimin molesto. —Disculpa, el tarado se olvidó la hora.
—Sí, siempre hace lo mismo. —Dijo en tono cansado.
—Soy Park Jimin, por cierto. Un gusto— Se presentó el rubio con una ligera sonrisa en los labios mientras extendía su mano.
—Kim Taehyung y el gusto es mío. — El peliazul correspondió el saludo, un poco deleitado por la sonrisa del rubio.
—Bien, ¿Qué es lo que debo hacer exactamente?
—amm... ve al baño que está aquí junto — le comenzó a explicar. — ahí te deje una bata para que puedas cubrirte hasta que todos estén listos. Solo debes vestir los shorts que te deje, ¿Está bien?
—Perfectamente. Ya regreso. — El rubio amplio su sonrisa y Tae pudo observar como sus ojos cafés se perdían entre sus regordetes pómulos.
Tras dar la introducción a la clase, Tae se percató de la presencia de Jimin junto a su escritorio ya con la bata negra envolviendo su cuerpo.

Realmente encantador.

Lo guío hacia el pequeño taburete en el centro del salón, indicándole que ahí es donde pasaría la restante hora y media. Tae volvió su atención a los alumnos detrás de sus caballetes listos para dibujar, pero todo rastro de entereza se fue al caño cuando, por culpa de las reacciones alborotadas de sus alumnas, volteó nuevamente hacia aquel Jimin ya sin bata.

En un segundo su garganta se había secado completamente y tuvo que tragar con fuerza al ver el monumento de hombre que se encontraba frente a él. Jimin realmente tenía un buen cuerpo y parecía consciente de ello. El rubio se colocó en la pose que Tae anteriormente le había señalado, viendo como sus músculos se marcaban a la perfección. El pequeño short color piel no dejaba nada a la imaginación y eso alteraba no solo a las chicas presentes, sino que a Tae en especial.

Jimin parecía concentrado en solo posar ya que era inmune al alboroto que su mera presencia había logrado.

—Comiencen, chicos. — Exclamó el peliazul en un tono más alto que el de costumbre, pero todo era para recuperar el ambiente tranquilo del salón.

Jimin solo escuchó como los lápices comenzaban a moverse sobre el papel, era un sonido relajante y le ayudaba a no prestar atención a todas aquellas miradas sobre él. Solía hacer modelaje juvenil, pero no era nada que ver a lo que estaba haciendo en ese momento, nunca había estado tan expuesto. Sin embargo, era un trabajo interesante, más que todo por su nuevo jefe.

Habían pasado unos 45 minutos y Tae se paseaba por el salón observando cómo iban avanzando sus alumnos brindando su crítica y detallista mirada para ayudar a mejorar el nivel de los dibujos. Su cautelosa mirada viajaba del cuerpo de Jimin hacía la reproducción en papel y aunque sea por unos segundos, el rubio podía sentir la pesadez de su mirada sobre él. 

Al deducir que todos iban avanzando correctamente en sus trabajos, decidió ocupar uno de los caballetes libres frente a Jimin y dedicarse a dibujar el tiempo restante que quedaba. Era la excusa perfecta para poder seguir observando a su modelo sin parecer un baboso.
La oscura mirada de Tae observaba a detalle cada centímetro del cuerpo del rubio, chocando ocasionalmente con su mirada, provocando alterar su concentración. Sus hábiles manos se movían con ligereza sobre el papel y su lengua humedecía sus labios de vez en cuando, casi sin darse cuenta del efecto de aquel acto en Jimin.

El tiempo había pasado volando, pero su dibujo estaba terminado y se veía genial. Casi como saliendo de un trance, Tae reaccionó para levantarse de su asiento e ir a ver el resultado de cada alumno. Al parecer todos habían logrado un excelente trabajo porque aquella sonrisa cuadrada dibujada en su rostro era la prueba que Jimin tenía.

El peliazul dio por terminada la clase con un fuerte aplauso y una felicitación para todos, para luego dejarlos ir.

Los entumecidos músculos de Jimin por fin pudieron estirarse y la vista que Tae tenía era privilegiada.

—Muchas gracias por ayudarme en esto. Toma— Dijo Tae tendiéndole a Jimin un sobre con su paga bien merecida.
—No es nada, es agradable todo esto— Respondió envolviéndose con la bata.
—¿En serio?
—Sí, dejando de lado los músculos entumecidos, el ambiente es muy agradable y es lindo ser parte del arte— expresó apoyándose al borde del escritorio.
—Me gusta oír eso— Tae le sonrío ampliamente. — Porque debo pedirte otro favor.

Abrázame Fuerte [•Hold me Tight•] #VminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora