Capítulo I

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Sus dedos removieron el contenido de la olla mientras tarareaba una canción qué sonaba en la radio, escuchó algo de ajetreo en la casa y sintió una pequeña presión en el corazón, intentó tomar aire pero sus piernas se sintieron débiles, estaba pasando, de nueva cuenta él... Estaba intimando con ella.

Su omega chilló de dolor y tan sólo mordió su labio reteniendo sus lágrimas — YoonGi —ladeó la cabeza mirando a TaeHyung quién le miraba desde el marco de la puerta con una sonrisa condescendiente, cómo todos los días desde qué había llegado a la manada.

Sus ojos mieles se encontraron y le dio un intentó de sonrisa — Te espera en unos minutos en el almacén, cuidaré la puerta, y... —meneó la cabeza no terminando su frase para después dar media vuelta, Tae era el único qué sabía el secreto de ambos, más bien, su desgracia.

Sintió una presencia y giró de inmediato haciendo una reverencia torpe cuándo la omega entró en la cocina, estaba despeinada, pruebas de qué había intimado con su alfa... Con el alfa de YoonGi.

— L-La comida está lista, señorita —murmuró en voz baja recibiendo silencio de parte de la pelirroja quién le miró con repudio para después irse, bueno, no esperaba nada ya, después de todo ante lo ojos de la manada sólo era el huérfano y criado qué desde qué tenía uso de memoria vivía en la casa de los alfas Jeon.

Soltando un tembloroso suspiró se encaminó al almacén cuidando qué nadie le siguiera, entró titubeante después de sentir el aroma a roble de Tae, seguramente ya estaba cuidando. Giró la cabeza en busca de él, de su alfa, del alfa de Irene, del esposo de Irene... Su omega gimoteo de dolor y sólo apartó las lágrimas calientes qué se habían deslizado por sus mejillas.

— Pequeño —ladeó la cabeza mirando sus ojos negros, clavó sus uñas en sus manos, sabía qué no podía tocarle, no debía hacerlo aunque muriera de dolor, esperó a qué dijera algo más.

— Lo siento... Lo siento muchísimo —se disculpó esté arrodillándose, de inmediato desesperado intentó hacerle entrar en razón, él era su alfa y no podía hacer algo cómo aquéllo, de verdad YoonGi entendía porqué no podían estar juntos, porqué no podía tocarle, porqué dolía, porqué soportaba... Porqué Jeon JungKook era su pareja destinada después de todo.

— Irene está... Seré papá, Yoonie —y probablemente deseaba qué fuera un sueño, probablemente deseaba creer qué algún día los padres de Jeon lo querrían, quizá algún día podría tocarle sin miedo a impregnar su aroma, quizá algún día podrían pasar sus celos juntos, quizá algún día JungKook podría amarle cómo él lo hacía.

Le dedicó una sonrisa gentil a su alfa sintiendo cómo su omega se retorcía de dolor, de saber qué su pareja destinada había preñado a alguien más — Está bien Kookie... Yo entiendo... Está bien —murmuró sin llegar a tocarle, no podía hacerlo o se darían cuenta, JungKook lo miraba con sumó arrepentimiento y él... Él comenzaba a sentirse muerto en vida.

...

— ¡Eres un imbécil! ¡Nada puedes hacer bien! —recibió el golpe en la mejilla mordiendo su labio con suma fuerza acallando el gemido de dolor, Irene le miraba con furia y asco, sintió el aroma a sándalo y apretó su mandil entre sus dedos, JungKook miraba la escena intentando entender al parecer qué había sucedido.

— Lo quiero fuera de mí casa JungKook, arruinó un vestido de miles de dólares, no quiero su asquerosa presencia aquí —espetó la pelirroja, bajó la mirada al ver el dulce beso que el pelinegro dejaba en sus labios.

— Date prisa, mamá nos espera, me haré cargo —Irene sumisamente asintió y antes de irse le gruñó, cuándo su presencia no se sintió más notó la mano en su mejilla, su omega revoloteo la cola feliz del tacto.

— Lo siento, hablaré con ella, es tú casa... Pon hielo en la mejilla y... Hablaremos después —de inmediato se alejó a penas escucharon el gritó de Irene qué al parecer necesitaba ayuda, su omega chilló de nuevo pero está vez fue un gemido lastimero qué él mismo emitió, estaba destrozado, muchísimo, incluso respirar dolía, quizá... Ya nada estaba bien.

...

Sujetó la maleta con fuerza mientras seguía con su camino, el territorio del norte había quedado atrás hace varias horas, probablemente él seguía rodeado de amigos, familia, de ella y su próximo cachorro así qué no sentiría qué estaba agonizando, su omega había rogado por irse de ahí, después de todo... Nada les pertenecía.

La maleta no tenía demasiado, sólo pocas prendas qué le habían sigo otorgadas por compasión de parte de la madre de su alfa, ya hace varios años, su omega tenía razón, nada era de ellos, no ganaba un sueldo puesto qué el antiguo alfa, el señor Jeon había dictaminado qué su sueldo serían la pequeña habitación de él, las comidas y ropa. Claro, había sido así desde qué cumplió ocho años y empezó a ser el sirviente de JungKook quién ya contaba con catorce en ése entonces.

Sus rodillas temblaron cuándo sintió una opresión en el corazón, a pesar de saber qué era una decisión correcta dolía muchísimo, después de todo era su pareja destinada, sin embargo, quizá nunca podrían estar unidos, Jeon tenía qué estar con ella por el bien de la manada, limpió las lágrimas calientes de nuevo y entonces liberó a su omega qué estaba débil, ambos agonizaban, no era fácil alejarse de su alfa, mucho menos ahora qué esté había terminado con cualquier esperanza de poder unirse algún día...

Su lobo gimoteo antes de caer respirando cada vez más débil, podía escuchar y sentir el sonido de patas a gran velocidad, ciertamente no sabía ya dónde estaba, sólo rezaba por no encontrar un destino fatídico, aulló de dolor cerrando los ojos, estaba cansado... Lo estaba.

It's Okay [KookGi/JinSu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora