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💫𝙅𝙪𝙣💫

Cuando bajé al comedor, como ya era sabido, mi madre se puso a quejar desde la cocina.

-Mamá, solo quedan unos días para que vuelvas a Corea... ¿Porque no disfrutas lo poco que estés aquí?-

Dije en tono calmado, pero un poco exhausto de los gritos de la mujer.

Escuche luego un largo suspiro suyo, seguido de un silencio que duró pocos segundos.

-Tienes razón Jun-ssi, perdón por ser tan sobreprotectora, es que quiero que te concentres en tus estudios y no que andes por ahí de fiesta... Pero así se liberan los problemas los jóvenes... puedes ir a donde quieras...-

Mi mente dejo de prestarle atención y me concentre en el aroma del café. No sabía mucho sobre bebidas pero este era lo mejor que había tomado.

Era amargo... pero con un toque dulce para suavizar.

-Jun, ¿me estas escuchando? Dios seguro estas pensando en alguna zorra, o con cuantas chicas te acostaste ayer...-

-¡Mamá! ¡Cómo te atreves a decir algo así! ¡Sabes que no soy un pervertido como con el que te casaste! -

Mierda. En ese momento supe que la había cagado.

-¡¡Jun!! ¡¿Cómo te atreves?!-

En ese momento no supe que hacer, pero aún así mi cuerpo actuó solo.

Me levanté de la silla y fui directamente a la puerta principal.

Tome mi patineta y salí afuera sin rumbo alguno.

Desde adentro de la casa se seguía escuchando a mi madre diciendo mi nombre seguido de groserías.

¿Que mas daba? Venia a visitarme siete días por año, el resto del tiempo lo pasaba con su maldito esposo que lo único que tenía para darle era dinero, no era ni digno de darle fidelidad y mi madre no se daba cuenta.

Desde que mi papa nos abandonó mi mama se cegó y nunca supo enamorarse de personas nobles.

En fin. A los segundos ya estaba en la calle andando en patineta, era mi único escape a un lugar donde no haya tensión. El aire en mi cara me daba la necesidad de respirar hondo.

Sentía que podía exhalar todos mis problemas por la boca.

Mi madre se iría pronto, y todo volvería a la normalidad. Todo estaba bien.

El sonido de los pájaros me endulzaron y mire a mi alrededor.

Las calles de ese país eran cada vez mas peligrosas. Gracias a eso la gente cada vez salía menos a la calle y podía hacer lo que se me cruzará por la mente que nadie me hiba a juzgar.

Me topé con "La plaza del skate". Así le llamaban mis amigos.

Deslice mi patineta hacia una de las rampas de ese lugar y comencé a balancearme de una a otras.

De la primera a la segunda, de la segunda a la cuarta, de la cuarta a la tercera...

No tuve noción del tiempo, pero no importaba cuanto había estado ahí, me había distraído y relajado y eso era lo importante.

Al lado de las rampas, había una arboleda, mejor dicho un "bosquecito".

Como obviamente estaba súper cansado, decidí sentarme al lado de un pino alto, y me apoye sobre el dejando todo mi peso encima.

La sombra y el viento frio comenzaron a secar mi transpiración y me sentí aliviado.

Abrace mi patineta y decidí dormir y reparar esas horas que no había dormido por la fiesta.

Santo remedio.

💫💫💫

💫ʏᴏᴜʀ ᴏᴡɴ ɢᴀʟᴀxʏ || ᴄʜᴀɴᴄʜɪxʙᴀɴɢᴛᴀɴ💫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora