Namjoon estaba limpiando la casa lo más que podía. Nadie había tenido tiempo de limpiarla dese hace una semana así que se propuso hacerlo ya que Jimin estaba trabajando. El sonido de la puerta abriéndose sacó a Namjoon de sus pensamientos.
—Oh, hola Jiminie.— —Hola Joon.—
Jimin se veía ¿Estresado? no, talvez eran ideas de Namjoon. Jimin nunca estaba estresado, eso era impropio de él. Algo que le pareció aún más extraño fue el hecho de que Jimin sólo saludara y entrara al cuarto sin siquiera preguntar por comida, estos días el menor ni siquiera parecía con ánimos de entrar en su little space.
Namjoon subió hasta la habitación que ambos compartían y tocó la puerta.
—Jimin, ¿Puedo pasar?—
No hubo respuesta, así que abrió la puerta. Jimin estaba en la cama con un chupete entre sus labios y habían lágrimas amenazando con salir de sus ojos. Namjoon se acercó a él.
—Aww, bebé ¿Porqué lloras?— Jimin sollozó y limpió sus lágrimas. —P-poque diminie te tiente canchado y n-no ha p-podido descanchal en t-toda la chemana. Diminie quiele chel chiquito, pelo tiene que tlabajal.—
Namjoon acarició los cabellos rubios y le dió un beso en la frente a Jimin, su pobre bebé había estado tan cansado y el ni siquiera se había enterado. Sentía algo de culpa por él por no darle suficiente atención últimamente.
—Ven aquí bebé.— Namjoon se recostó junto a Jimin, el era la cuchara grande y Jimin la cucharita. Rodeó su cintura con su brazo izquierdo y con el derecho le daba caricias suaves a su cara, Jimin tomó la mano de Namjoon y instintivamente empezó a chupar sus dedos. Namjoon dejó que lo hiciera porque cada vez que Jimin se sentía extremadamente estresado y cansado lo hacía, y siendo sincero le parecía demasiado adorable.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
