Las cosas no habían estado yendo bien últimamente para ambos. Lo único que se podía escuchar en toda la casa eran los gritos constantes de Jimin hacia Namjoon, peleaban por todo, no lograban coincidir en nada. Jimin iba al trabajo y no volvía en las noches, cuando Namjoon notó esto envió un texto a Jimin para asegurarse de que todo estuviera bien, la única respuesta que recibió fue:
"Empezaré a dormir donde mi madre, ni siquiera sé porqué respondo. No debería de incumbirte mi vida."
Normalmente se fue acostumbrando a despertar sin Jimin a su lado, sin nadie que lo ayudara cuando hacía sus torpezas. Pero, ¿Estaba bien, no? Jimin volvería, sólo se estaba tomando un tiempo para sí mismo.
Todas las mañanas se aseguraba de enviar un texto de buenos días que el menor ni siquiera se molestaba en leer. Pero, ¿Estaba bien, no? Sólo estaba topado de trabajo y no podía leer los textos.
Aveces tenía un estúpido ataque de ansiedad e intentaba llamarlo pero rechazaba sus llamadas y lo hacía sentirse como un estorbo. Pero, ¿Estaba bien, no? Talvez sólo estaba en una reunión importante.
Llevaba semanas sin poder saber nada de su pareja y ya que este no se mostraba para nada dispuesto a hacerle saber si seguía vivo o no, decidió llamar a la señora Park, ¿Cómo no lo había pensado antes?
Decidido tomó su teléfono y le marcó a la señora, quien a los pocos segundos contestó amablemente.
— ¿Por qué llamas cariño, necesitas ayuda en algo? —
— ¡No, no! Para nada señora, es sólo que Jimin me dijo que estaría durmiendo en su casa y... he intentado hablar con él pero no levanta su teléfono y tampoco lee mis mensajes. — Una pequeña sonrisa esperanzada se había formado en sus labios, hasta que notó un silencio de varios segundos presente.
— Jimin no está aquí, la última vez que lo vi fue hace dos meses. Lo siento. — La sonrisa de Namjoon se borró y un nudo se formó en su garganta.
— Gracias. — Y cortó la llamada.
Colocó su mano derecha sobre sus ojos y empezó a llorar.
No entendía qué ocurría, ¿Cómo era posible que en tan sólo unas cuantas semanas todo empezara a irse a la mierda? Talvez había hecho algo mal y Jimin estaba enojado con él.
Entonces recordó que el cumpleaños de Jimin estaba cerca, talvez comprándole un regalo muy lindo podría arreglarlo todo. Talvez de esa manera lograría que ambos volvieran a sus vieja rutina y podría acariciar los cabellos rubios de Jimin, protegerlo del mundo, hacerle saber que era lo que más amaba de su estúpida e inútil vida.
Pero tenía miedo. Miedo de perderlo y nunca volverlo a ver.
A la siguiente mañana se levantó y salió hacia el centro comercial.
En el camino mientras manejaba una sonrisa se formaba en sus labios, había estado planeando ese regalo por los últimos dos años los que había estado junto a Jimin, estaba seguro que arreglaría todo. Bajó del auto y caminó hasta la joyería, compró un par de anillos de compromiso. La sonrisa que se formó en sus labios no tenía costo alguno, al fin su sueño se cumpliría. Se encaminó hacía el estacionamiento cuando logró divisar entre varias personas una cabellera rubia que no se perdía entre su mirada, aceleró su paso acercándose cada vez más.
Al estar lo suficientemente cerca estiró su mano lentamente, tocando el hombro de la persona sutilmente.
— ¿Jimin? — Preguntó vacilante.
El anterior mencionado se volteó y rápidamente la sonrisa que tenía entre sus labios se borró.
— ¿Qué haces aquí? Estoy ocupado. — Tenía una expresión demasiado seria, incluso parecía estar enojado.
— ¿Podemos hablar por un momento? — Namjoon entrelazó su mano con la de Jimin.
— Está bien, apresúrate. Haces que pierda mi tiempo. —
Ambos empezaron a caminar. Llegaron hasta un lugar donde habían varias bancas y varias personas sentadas ahí. Ambos se sentaron y el primero en hablar fue Namjoon.
— Sé que falta un día para tu cumpleaños. Así que compré un regalo por adelantado, he planeado esto desde hace tres años porque eres demasiado importante para mí. Te amo y te lo quería demostrar pero no sabía cómo, así que compré esto. — Sacó del bolsillo de su pantalón una pequeña caja azul tomó la mano de Jimin y puso la cajita sobre esta.
Jimin observó por unos segundos la caja antes de abrirla y ver el contenido. Observó los anillos dentro y no dijo nada.
— ¿Hice algo mal?, necesito que me digas porque quiero arreglarlo. Sé que puedo ser idiota aveces, ¡Pero puedo cambiar!, dime que fue lo que hice mal lo voy a remediar. Porfavor. Te amo. Te amo. Te amo. — Lloraba sin control, no entendía nada, sólo quería resolver las cosas.
— Namjoon ya no llores. Sólo entiende que ya no te amo. — Dijo Jimin con una expresión desinteresada.
El llanto de Namjoon aumentó.
—No me hagas esto Jimin. — Rogó.
— Ya no te amo. Ya no te necesito, me estorbas. — Todas las cosas que decía parecían no interesarle en lo mínimo.
— No me hagas esto, por favor. —
— La gente cambia. Yo ya no te quiero, tendrás que aprender a vivir con eso por el resto de tu vida. Tarde o temprano tenías que darte cuenta. — Se levantó y lanzó la cajita azul hacia el pecho de Namjoon.
— Dame una segunda oportu- —
— No. — Se dio la vuelta y justo antes de dar un paso escuchó la voz de Namjoon una vez más.
— ¿Cómo puedes hacerme esto?, he hecho tantas cosas por ti, te cuide cuando no tenías a nadie. Te acepté justo a como eres, nunca te desprecié. No lo entiendo, he dado todo por ti. ¡Rompí mi propio corazón intentando ser suficiente para ti! ¿Por qué me haces esto Jimin? ¡Dame una razón! — Jimin se quedó inmóvil, volteó en dirección a Namjoon.
— Ya no te amo. —
Sin nada más que decir se fue por la dirección en la que había venido. Mientras Namjoon lloraba, porque no entendía, no entendía cómo la persona que más amó ahora no estaría con él nunca más. ¿Qué sería de su vida ahora?
Volvió a casa y así es como se encontraba en esta situación. ¿Qué haría ahora?
¿Qué sería de su vida sin Jimin?
La casa estaba fría. No habían risas. Sólo quedaba la frialdad y el silencio, quienes hacían un buen grupo con el abandono y decepción que se aferraban fuertemente a la vida de Namjoon.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.