Antes de todo [Kiribaku] One-shot

Parte única

¡Precuela del libro de @newyorkblues De héroes y leyendas!

Katsuki luchaba constantemente por no hundirse en el lodo bajo sus pies.

El sonido de las aves cantando era audible acompañado las pisadas que detrás de él ya habían formado un camino.

Sobre los altos árboles que lo rodeaban, el humo proveniente de las chimeneas Firewalker nublaba el cielo azul sobre su cabeza.

Sin saberlo, se detuvo en medio de una pequeña isla menos húmeda que el camino de lodo que les rodeaba. Detrás de él, un árbol seco que además estaba hueco desde arriba.

¿La razón de por qué estaba en el bosque?, Mitsuki -su dragona-, había huido al escuchar el estruendoso sonido de uno de los cuernos de guerra demasiado cerca de sus sensibles oídos.

Ya se había encargado del bastardo que molestó a su dragona.

El crujido de una rama a la lejanía le hizo salir de sus pensamientos poniéndolo alerta. Por instinto, tomó el sable curvo que colgaba de su cinturón y lo empuñó con ambas manos, tal como una espada.

Su maestro Hakamata no se había dignado a enseñarle a sostener un sable, por lo que debía luchar con lo poco que sabía.

De nuevo, otra rama crujió, pero esta vez, el sonido llegó desde su izquierda. Con dificultad y debido al lodo, tardó más en girar en esa dirección; la bestia se había movido.

Las aves salieron asustadas de sus nidos para refugiarse en el cielo y escapar de aquello que acechaba al humano.

Una larga sombra se formó delante de él una vez que giró totalmente hacia su adversario.

Sin embargo, solo había un pequeño dragón de la mitad de su altura.

Las escamosas alas rubí de el dragón se extendieron haciéndole ganar -un pequeño- tamaño frente al pequeño niño que sorpresivamente había soltado su arma.

El dragón tenía ojos rojos al igual que sus escamas y le miraba atentamente. No tenía un gran tamaño, aunque eso no significaba que no fuera una bestia mata hombres que representara a su tribu en banderas y armas.

Cuando reaccionó, Katsuki solo logró arrodillarse en un intento de no parecer una amenaza y morir fácilmente, pero lo que realmente hacía era buscar muy lentamente su sable en el lodo, cuidando no realizar movimientos bruscos.

Al mirar otra vez al frente, el dragón se había acercado apenas un metro y medio, pero estaba considerablemente cerca como para saltar sobre el y morderlo, o rasgarlo con sus garras, o escupir fuego y quemarlo, o...

El vapor que sintió en su rostro le desconcertó un poco hasta que miró a pocos centímetros el hocico del dragón escarlata.

Tanteó un poco más con su mano antes de tomar el sable con ella y clavarlo en el cuello del dragón.

Habría esperado ver desangrarse al dragón, pero en cambio, el sable raspó sobre sus escamas y terminó cayendo aún más lejos que antes.

El dragón se sacudió antes de rugir y separarse de Bakugo.

Sus ojos fueron testigos de como las rojizas alas del dragón se escondían detrás de su espalda y sus garras disminuían de tamaño. Su coraza de escamas se reemplazó por una tez poco morena y su cuerpo perdió tamaño.

Lo que estaba frente a él era un jodido niño desnudo de su edad con cabello rojo y puntas ligeramente negras.

Su rostro de pequeño alivio se transformó en un ceño fruncido.