Ahora lo sé y lo sé porque ahora que tengo este sentimiento no puedo expresarlo como quiero. No tengo una amistad con quien pueda llorar libremente sin sentirme juzgado, sin sentirme victima o alguien ridículo. Debo aparentar a fuera y dentro de mi casa, no tengo idea cuánto tiempo podré resistir así. No puedo vaciar las cosas que hacen que me cueste respirar y dormir. Es terrible porque ya no sé qué duele más, si no tener ese rincón o lo que la persona me dijo para hacerme sentir una persona mala.
¿Y aquella amiga?
—No, no le importo.
¿Y aquella otra?
—Oh vale, es mi amiga pero no, solo habla y yo le escucho, una relación practica para ella.
¿Y la de la escuela?
— Ya quisieras.
—Bueno y ahora. Te quedas callada, ¿no hay más amigas?
¿Tu familia?
—Que no has leído lo de arriba. Todo les parece mal, todo lo que no haga o haga. Triste ¿no? ¿Sabes qué tengo? Una almohada. No juzga, no escucha, no habla, solo está ahí quieta, absorbiendo cuanta gota llegue.
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Escritos sin sentido
RandomSon algunos pensamientos de una chica de 17 años, con una vida promedio. Nada interesante. Ahora 22.