Antes de comenzar, les explicaré más de mi historia, mis padres eran considerados por ser los guardianes de Alucard, protegían todo lo místico en este mundo para que no cayera en manos equivocadas. Para mala suerte de ellos, la joya más importante del Reino fue pérdida y esparcida por todo el mundo, ellos se lamentaron y buscaron los fragmentos durante una década obviamente, sin éxito.
Mi misión: tener orgullosos a mis padres donde sea que estén.
Revisaba una y otra vez el libro, viendo si me había saltado algo que pudiera entender aunque esto siempre diera negativo cada vez que lo intentará, me di por vencida, y fue cuando me di cuenta que había llegado a mi primer destino, Yuxenberg. Aquí vivía la Reina Catish, quién mejor para informarme si no es ella.
Baje del Grifo* cuando estuve al frente de la gran puerta del palacio, el Grifo inmediatamente se fue volando, volteé y mire hacía la puerta donde dos hombres de más de dos metros con grandes armaduras me miraban con cara de obviamente no me dejarían pasar.
— Quiero ver a la Reina. – Dije sin siquiera darle vueltas al asunto.
— ¿Quién te crees que eres osar a venir aquí con tal aire de superioridad? Marchaos en este instante o sufrareís la consecuencias.
— Tengo un mensaje para la Reina que puede le llame la atención. Dile que la hija de los Lairmore quiere verla.
Al parecer, reconocieron mi apellido y uno de los guardias fue a avisar, mientras esperaba me quedé observando el paisaje del reino. El fuerte rugido del agua impactando al suele de forma muy feroz a las rocas dando como resultado un ruido casi ensordecedor. El aire era frío y había nubes en el cielo que tapaban las montañas lejanas y las llanuras al norte, agrandando la distancia que los separaba de aquellos parajes.
Debía agradecer que estuviera por el camino principal, y no por alguno de los demás puentes que daban también a la entrada del palacio, porque estos se encontraban bastante más cerca del agua, y nadie hubiera querido resbalarse y caer en las gélidas aguas que los viajeros no sabían a donde llenaban.
Lo más sorprendente de todo, lo que no permitía que ninguno de ellos parpadeara demasiado, era el Palacio Blanco. Una magnífica construcción en medio de la cascada, que se elevaba centenas de metros sobre sus cabezas y daba la impresión de tocar el cielo. Sus dos torres aledañas terminaban en una curva hacia abajo y eran idénticas en todos los sentidos, desde su color blanco, sus detalles enigmáticos que la recorrían como betas celeste pálido y, en su parte inferior, una pequeña entrada que les parecía demasiado lejana para apreciarla por completo. No obstante, su edificación central —que junto con las demás, en su parte superior formaba un medio óvalo —; con decenas de pilares que mantenían el techo circular que se elevaba en punta hacia el cielo, me dejaban sin aliento, al presentarles, justo en medio de lo que parecía la entrada, una gema o alguna clase de cristal con un brillo plateado que de inmediato llamaba su atención y hacía imposible que desplegarán los ojos de su belleza. Una voz grave me interrumpió de mis pensamientos.
— ¿Sois la hija de Clarence y Jazmín Lairmore? – Me pregunto un hombre de cabello castaño con barba algo larga, nariz puntiaguda y vestido con una gran armadura con capa azul, asiento, se me queda viendo un rato e inclina la cabeza al guarda, las grandes puertas de metal que recorrían la entrada fueron abiertas y pude pasar.
Al entrar a la sala de tronos, la reina esta sentada en la silla mayor, una mujer de aspecto joven, con el cabello castaño oscuro recogido hacía atrás, ojos color avellana, nariz redonda y labios rosados y carnosos. Su tez era totalmente blanca y en su cara en el pómulo izquierdo adornaba un lunar, traía unos pendientes de cobre con una piedra morada la cual no dudaría que es una amatista, traía igual un gran collar negro que le recorría todo el cuello, tenía un vestido negro ceñido al cuerpo y por último, lo que más destacaba, su gran corona la cual cumplía con cinco amatistas en forma de círculos, era completamente de oro, en frente tenía una cruz, la cual con una punta final que terminaba entre sus cejas y por lo largo tenia cinco cadenas largas de oro que se cruzaban entre sí.
— ¿Tú eres Ailish no? Recuerdo cuando eras apenas una bebé, haz crecido bastante... ¿Qué te trae acá? – Habla con una voz demasiado melodiosa.
—Su majestad. – Hago una reverencia —; mis padres han muerto, dejándome huérfana y con la misión de recuperar lo que se ha perdido tiempo antes de yo nacer. Me han dejado un libro, pero esta en un idioma desconocido para mí, vine acá con la esperanza de que me informéis más sobre este.
— Oh pequeña, lo siento mucho. Lo que se ha perdido y no encontrado... ¿Habláis del Ocrelio? Tus padres duraron años en su busca, sin éxito.
— Si mi reina, el deseo de mi madre antes de suicidarme ha sido ese, recuperar el Ocrelio para usted.
— Me encantaría poder seguirte en esta aventura, pero debo quedarme aquí, Yuxenberg esta pasando por problemas que requieren a su reina presente y no puedo hablar con detalle de esto, pues este amuleto mágico no es algo que conozca... - asiento algo decepcionada —; sin embargo creo que una de mis buscadoras puede ayudarte. Magnus busca a Breena Castellaw. - El hombre castaño de hace rato, asintió y en busca de la muchacha, no tardó mucho en menos de cinco minutos una chica más pálida que la reina sus ojos eran dorados y en su frente resaltaba un símbolo raro dorado sus labios eran rojos y carnosos y su cabello, el cual le llegaba a las cintura era de color gris. Su cara no expresaba algún sentimiento.
En breves palabras la reina le explicó todo, ella solo asentía, hubo un momento en el que tuve que darle el libro, accedí al instante pero tuve un momento de contacto visual con ella y me causó escalofríos.
Ya se había oscurecido por ende la reina me dió ascienda en su palacio, la habitación que me tocó no era la mejor, una habitación no muy grande cabía una cama individual, un pequeño armario y un espejo, en otro cuarto estaba el baño que era sumamente simple, la reina se excuso diciendo que las demás estaban en mantenimiento.
Pensé en varías cosas hasta que quede profundamente dormida.
(...)
Me encontraba ahora con Breena, luego de unas cosas dichas por la reina partimos a nuestro primer lugar Ketisha, una isla en medio del continente de Kinnara, según Breena por lo que leyó la mayor fuente de pista estaba ahí, según ella una Alas Draco Daemonium una "mujer" si podría llamarse así ésta tenía ojos y cabello totalmente dorados casi como el oro. Alas gigantescas como las de un demonio, estás varían de color según el hábitat del Daemonium. Delgados brazos y piernas pero con feroces garras como manos y pies. Puntiagudas espinas es la espalda en los puntos de la columna, algunas de estás también varían según el hábitat donde vivan. Piel escamosa.
A la Daemonium que debías ver se llamaba Acutis Aures que traducido viene siendo "Orejas Puntiagudas". esto se debe a que es una de las que nacen con el Don de gobernar. A esta se le dió el poder de gobernar el área aérea de Ketisha. No muchos llegan al poder, pero Acutis esta convencida de no ser la última.
Aunque se ve que los Alas Draco Daemonium peligrosos, en realidad no lo son, son pasivos y poco conflictivos, sin embargo a la hora de guerra son armas muy peligrosas y sangrientas.
Esta especie solo son mujeres así que su reproducción es un rito en el cual el alma de ambas parejas se unen de forma que su confianza sea completa. De ahí nace una estrella la cual en poco tiempo pasa a ser un huevo y meses luego un Alas Draco Daemonium. O por lo menos eso entendí que dijo Breena.
Habíamos llegado, y por lo veía el lugar era algo tenebroso, tal y como lo leyó Breena, estábamos acercándonos al reino de Acutis, mientras debíamos atravesar un especie de bosque, cuando derepente notó algo raro en el suelo... Parecía una trampa y antes de poder avisarle a mi compañera esta lo pisa, tirando un agudo grito cuando ésta es elevada a los aires con gran poder por una liana.
- ¡A-ayúdame Ailish! - De mi boca no llegué a pronunciar algo pero salí corriendo a buscar algo, busque y ví una especie de piedra que podía servir como navaja, me devolví hacía Breena pero cuando llegué, había sido bajada por un hombre, apenas lo pude ver por unos segundos, pero su forma jamás se borrará de mi mente.
________________________
Grifo: El grifo es una criatura mitológica, cuya parte frontal es la de un águila gigante con plumas doradas, afilado pico y poderosas garras (Aveces es la cara de un león). La parte posterior es la de un león, con pelaje amarillo, musculosas patas y cola larga.
ESTÁS LEYENDO
En Busca Del Ocrelio
FantasyMis padres murieron tratantando de hacer algo, algo desconocido para mí, pero no por mucho. Mi nombre es Ailish Lairmore y cumpliré el deseo de mis padres de mucho antes de yo nacer. N/A: • La mayoría de cosas que leerás en este libro son ficticias...