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Historia conectada a Evanescente

Advertencia: Contiene violencia, violencia sexual, pedofilia y lenguaje malsonante. 

El paisaje que Yoongi contemplaba a través de la ventanilla del autobús era muy relajante

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El paisaje que Yoongi contemplaba a través de la ventanilla del autobús era muy relajante. Las hojas de los árboles mostraban distintos colores debido al otoño. Los prados envueltos por el atardecer le transmitían una sensación de calma, estado que no había podido sentir en los últimos días.

Sus padres habían fallecido en un accidente de tráfico, cambiando su vida y la de su hermano por completo.

El joven se tuvo que ocupar de los preparativos del funeral, de la gente que había asistido a mostrar sus respetos y de la mudanza. Y sin embargo, lo más difícil para él no fue mantener la compostura ante los vecinos, conocidos y amigos de sus padres. Tampoco elegir el lugar del funeral, las flores o empacar las pocas cosas que les permitían llevarse.

Lo más difícil fue tratar con la desolación de Taehyung. Nadie lograba mitigar su dolor, ni siquiera Yoongi.

El mayor desvió la mirada hacia su hermano, que estaba sentado a su lado sujetando un peluche en forma de corazón. La mirada apagada, las ojeras marcadas, Taehyung no mostraba signos de mejora. Yoongi tampoco quería presionarle, apenas habían pasado cinco días desde la tragedia y lo cierto era que él se sentía igual.

Sus abuelos paternos habían asistido a uno de los tres días que duraba el funeral. Como los chicos no tenían otros parientes vivos se vieron en la obligación moral de acogerlos.

Yoongi tuvo que esperar a que concluyesen todos los rituales para trasladarse con su hermano. El pueblo no estaba lejos de la ciudad de Daegu y aun así el contacto entre sus padres y abuelos había sido prácticamente inexistente.

—Tae, nos tenemos que bajar aquí.

Ambos salieron del autobús cargando con sus maletas y mochilas. En la parada se encontraron con una mujer delgada, de cabello gris y melena corta. Era su abuela, Sangmi.

—Llegáis muy tarde— dijo visiblemente molesta, justo antes de echar a andar.

Yoongi frunció el ceño. No era culpa suya que el conductor del autobús conduciese pisando huevos. El chico iba a seguirla pero se percató de que Taehyung se había quedado quieto.

—¿Qué pasa?

—No quiero, hyung— murmuró abrazando el peluche con más fuerza —No quiero vivir con ellos.

—Es esto o vivir en un orfanato y ya te he explicado la mierda de sistema que tenemos en este país— cogió la mochila de su hermano —Muévete antes de que nos vuelva a llamar la atención.

Taehyung bajó la mirada intentando reprimir las lágrimas. El menor avanzó con la vista sobre el suelo.

El pueblo era pequeño, de apenas unos dos mil habitantes. Estaba rodeado de vegetación y las casas mostraban un aspecto antiguo pero acogedor. Taehyung no levantó la mirada cuando oyó unas voces alegres. Imaginaba que pertenecían a unos niños o adolescentes pero no tenía ánimos para socializar.

Sui Géneris | ³Donde viven las historias. Descúbrelo ahora