Capítulo 14

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Mis dedos se asían a su cintura, los movía despacio, acariciándole la piel por entre la blusa suelta de seda que usaba. Su cabeza seguía apoyada sobre mi pecho y su mano cerca de mi corazón y de tanto en tanto jugaba con el dije de girasol que yo llevaba en el cuello, ese que jamás me quitaría y que esperaba algún día poder entregárselo a su dueña.

No me detuve mucho a pensar en ella y me enfoqué en la rubia que seguía semidesnuda junto a mí. Nos encontrábamos en un departamento que Nat consiguió, un sitio tranquilo donde nos habíamos visto las últimas dos noches. No hablamos, simplemente permitimos que nuestros cuerpos lo hicieran por nosotros; éramos demasiado jóvenes para tener relaciones, pero qué más daba. No me caracterizaba por seguir las reglas y Nat tampoco, no había nadie que nos impidiera entregarnos de esa manera; trataba de ser lo más responsable posible, siempre trataba de cuidarla, de besar cada centímetro de su cuerpo para borrar todos los malos recuerdos. Nat se mostró tan rota, tan temerosa cuando la toqué, sin embargo, me suplicó que siguiera y así lo hice, repitiéndole en el oído que era yo y solo yo quien estaba a su lado.

—Deberías hablarme sobre tu familia —sugerí, no tocamos ese tema y era necesario. Ella soltó un suspiro profundo.

—Son mafiosos, Bestia —musitó—. Irina se asoció con Dimitri, Oleg es hermano de ella y su segundo al mando, ambos son mis primos, unos que se encargaron de buscarme hasta que dieron conmigo, Yuri por otra parte, es sobrino de Dimitri, por eso tenía tantas consideraciones con él y también es la causa por la que se fue con nosotros.

—Él pudo impedir que esos bastardos te lastimaran —susurré rebosando de rabia.

—No pudo, nadie podía salvarme, pero ese es un tema que prefiero no tocar —comentó, estremeciéndose entre mis brazos.

La apreté más contra mi cuerpo y me mantuve callado unos minutos mientras procesaba la información que me dio.

¿Dónde carajos nos dejaría esto?

Ella pertenecía a la mafia, aunque fuera de forma indirecta, lo hacía. ¿Podríamos seguir juntos? Sin contar con que, Dimitri estaba sumamente involucrado con Irina, ¿quién me aseguraría que esa mujer no le ayudaría a matarme? Bien podrían usar a Natalya como un sebo. Mierda. Solo veía una solución si quería tener a Nat conmigo y seguir respirando, porque si bien, Patrick tenía dinero e influencias, pero Dimitri no se quedaba atrás; me hallaba vulnerable, aún no tenía nada, no podía defenderme ni valerme por mí mismo para enfrentarme a ese bastardo. Debía prepararme, cazarlo antes de que él me cazara a mí.

—Nat —elevó el rostro y me miró—, voy a irme de Rusia —solté sin más.

Apretó las cejas y enseguida se incorporó. Se colocó de rodillas sobre la cama sin quitarme la mirada de encima, verdaderamente confundida.

—¿Irte? ¿A dónde? —Cuestionó.

—A Nueva York. Patrick reside ahí, ya me encuentro matriculado en un colegio de niños ricos, después entraré a la universidad si todo marcha bien. Quiero estudiar, ser alguien más que una Bestia que solo sirve para golpear.

Negó y ejerció presión en sus labios rosas.

—No puedes dejarme —aseveró determinada.

—No quiero dejarte. Pero ¿sabes lo peligroso que será tener a tu familia cerca de mí cuando ellos tienen tratos con Dimitri? —Inquirí sereno. Me senté sobre la cama, ella posó sus ojos en mi vientre bajo.

—Irina prometió que Dimitri no se acercaría a ti, el bastardo está herido, Patrick acabó con las peleas clandestinas que tenía en la ciudad, perdió mucho, dudo que esté buscándote, seguramente su prioridad será recuperarse.

Bestia ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora