Celos

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Aquella noche la pasé poniendo paños fríos en tu frente para que se te bajara la fiebre. Mientras que tu padre estaba con Beck. Tenía una sensación extraña, no sabía que era lo que sentía exactamente. Pena, alegría o angustia, o las tres juntas. Y aunque no dejaba de darle vueltas a la cabeza sobre el mismo tema, o sea, tu padre, solo escuchaba tu voz.

Tú solo decías mi nombre una y otra vez.

Al final, me quedé dormida a tu lado.

Me desperté y miré el reloj.

Las 4:00 am.

Miré la puerta, estaba cerrada y por abajo entraba luz, la lámpara del salón estaba encendida, salí despacio de la habitación de Marco procurando no hacer ruido.

Era Javier, se había quedado dormido en el sofá.

-Javier- lo llamé- despierta

-Mmm...- murmuró

-Javier- volví a llamarle- ve a la cama

Abrió los ojos y se incorporó

-Mia- se llevo las manos a la cabeza- Ay... Mi cabeza

Fui a por una pastilla

-Ten- se la tendí

-No, gracias- me dijo- he bebido, no me hará efecto

-Está bien- guardé la pastilla - vete a la cama, es tarde

-Mia, siéntate - si hizo a un lado - tenemos que hablar

-¿No puede esperar a mañana?- miré el reloj- Es tarde

-No, te lo tengo que decir ahora- se aclaró la garganta- por más que pienso, no encuentro ningún motivo para luchar con esta enfermedad

-Yo lucharía por Marco- pasaron unos segundos de silencio

- Marco tiene 4 años- se tocó la cabeza- no es justo cargarle con todo

- Las expectativas sobre tu caso son favorables- dije

- Necesito que alguien me enseñe a disfrutar de la vida, otra vez- me cogió la mano

- Déjame que te enseñe- le miré y sonreí

MarcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora