Destrucción. (1/2)

175 28 3
                                    

Él no parecía sospechar de nada, tan confiado y amable como siempre se había puesto cómodo en la sala frente a la televisión, buscando algo que ver mientras yo preparaba palomitas y servía refrescos y demás golosinas.

Me pregunto si en algún momento pensó qué iba a suceder o si confiaba tan ciegamente en mí que se quedó dormido sin preocupación, pero nunca voy a saber porqué no le pregunté.

Cuando estuvo dormido lo tomé en brazos, dejé el televisor prendido t lo llevé a mi habitación.

Admirarlo dormir es la cosa más satisfactoria que he experimentado jamás, ver la sombra de sus pestañas en sus pómulos, su pecho subir y bajar tranquilamente, los suspiros que soltaba de vez en cuando, su expresión relajada y su boca entreabierta es algo que no se compara con nada, por eso mismo me odié cuando perturbé su paz.

Lo até a la cama y le até una corbata al cuello, en ese segundo se despertó y me miró, somnoliento y fuera de sí, intentando llevar sus manos a su rostro para despabilarse.

–Shh, prometo no hacerte daño.

Perdóname, RenJun, te amo.

Pero se alarmó cuando tomé las tijeras del buró y empezé a cortarle la ropa y a sacarsela del cuerpo.

Rogó, me pidió entre llanto que me detuviera pero verlo así de frágil tan solo avivó más mi necesidad de que fuera solo mío. Tuve que callarlo a besos para que nadie más escuchara su dulce rogar.

–Si cooperas no voy a lastimarte.

Su suéter favorito ahora estaba reducido a pedazos de tela, sus jeans fueron fáciles de sacar, sus zapatos y ropa interior también y entonces más que asustado parecía apenado, su dulce cuerpo estaba ahora a mi merced y él se apenaba de su desnudez aunque en realidad era hermoso, con suaves curvas y lunares esparcidos por su suave piel.

–Jeno, suéltame, por favor.

–Silencio, RenJun.

Quiso replicar pero entonces mi enojo de saber que era porque no quería ser infiel a JaeMin me nublo el raciocinio y con una bofetada a su lindo rostro lo mandé a callar.

Entonces ví el miedo en su mirada y yo me miré la mano sin saber exactamente porqué demonios me convertía en un monstruo como mi papá pero ya no había vuelta atrás.

Entonces no quise más nada. Si hablábamos o intentaba detenerme iba a lastimarlo más de lo imaginado y yo tan solo quería hacerle el amor.

–Coopera, RenJun, no quiero hacerte daño.

Lo repetía tantas veces como fuera posible, no sé si para convencerlo a él o convencerme a mí mismo.

Entonces tomé su cuerpo, con calma y preparación antes de hacerle el amor tantas veces como fue posible, llenado su linda piel de todo tipo de marcas, desde chupetones hasta mordidas y moretones.

Él se deshacía en gemidos pero su rostro era un dilema, se resistía pero su anatomía respondía positivamente, dejándome hacernos uno y susurrarle que lo amaba, yo quería escucharlo también así que apreté la corbata en su cuello y le pedí que lo dijera.

–Te amo, RenJun.

–Vaya forma de amar.

Muy contrario a sus palabras llenas de dolor su rostro me daba una sonrisa y mantenía a raya sus lágrimas, luchando con todo y dándome aún toda su amabilidad.

RenJun no podía ser tan perfecto, no podía hacerme amarlo más pero en ese segundo parecía posible. Tal vez lo hacía para complacerme y cooperar en todo mientras aún penetraban su caliente cuerpo.

–Dime que me amas.

–Te amo, Jeno.

Esta vez las palabras salieron débiles y lloraba, entonces tiré más fuerte de la corbata. Mientras yo llenaba su cuerpo de semen, él dejaba ir su último aliento, después vino la quietud, mi mano mantenía fuerte el agarre y la otra mano acariciaba sus piernas, deberían verlo. Oliendo a sexo y de nuevo con esa expresión de tranquilidad, sabiendo que no podía luchar al estar atado y ansiando la paz.

Yo le hice mucho daño pero apenas todo había empezado.

Love. ➸NoRenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora