RenJun.

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–Jeno, ¿Qué llevaba ese día, lo recuerdas?

¿Qué si lo recordaba?
Tenía todo aún vívido en su mente.

–Su suéter amarillo, su favorito y unos jeans. Llevaba converse y su cabello estaba revuelto, se veía relajado.

Conocí a RenJun en un bar, ese día JaeMin no había llegado y él estaba solo en la barra.

Recuerdo lo sencillo que fue hablar con él y entablar una conversación amena, en especial porque él era amable y se mostraba interesado en la plática, incluso si fue realmente banal y solo hablamos de los tragos del lugar, del extraño clima y de porqué llegué hasta la ciudad.

Él se me hizo precioso desde el momento en que mis ojos cayeron en su persona y fue una mera coincidencia trabajar en el mismo lugar, él como recepcionista y yo en la sección de atención a clientes del banco, no era el mejor trabajo pero nos daba para vivir cómodamente.

Siempre que teníamos tiempo libre lo pasábamos juntos. Él es tan dulce que es imposible no confiar en él por lo que terminó sabiendo de mis preferencias y como consecuencia la razón por la que huí de casa.

Y él… él tuvo la fortuna de nacer en el seno de una familia estable, con unos padres que apoyaban sus decisiones y sus preferencias, unos padres orgullosos de él y que nunca le restringieron su amor. Ahí podíamos deducir porqué él era tan amable y abierto a amistades, siempre con una sonrisa.

Bastaba un segundo a su lado para sentir que nada en el mundo importaba más que él.

Pero yo no quería tan solo un segundo a su lado, yo ahnelaba más.

Fue así como terminamos en mi casa, le dije que quería hablar con él y le pedí que no le dijera a nadie porque me apenaba. Él llegó puntual esa tarde fría al parque y accedió fácilmente a ir conmigo porque tengo la vaga sensación de que confiaba demás en mí y que muy en el fondo yo le gustaba, no, no me amaba como a JaeMin pero le atraía.

Al llegar a casa le ofrecí café y pan dulce y tras acceder me dejó saber que estaba preocupado, yo había renunciado a mi trabajo, él como empleado ejemplar no había faltado ese día y me había recriminado con gestos tiernos el que tuvo que comer solo y esperar solo el autobús porque no estuve a su lado, eso significaba que mi chico puro me había extrañado y no pude sentirme más feliz de saber que no le era tan indiferente.

–Eres un ser muy malo, Lee Jeno.– Un pequeña puchero se posó en sus labios y si no fuera porque la mesa nos separaba me hubiera lanzado sobre su cuerpo para besarle.– ¿Me dirás porqué renunciaste?

–No creo que necesite trabajar ahora…– No quería decirle que desde ese momento todo iba a cambiar para ambos, no quería agobiarlo.– Mi padre quiere que vuelva a casa y me ocupe de mi hermana y mi madre, está enfermo y los doctores no le dan mucho tiempo de vida.

–¿Estarás bien? ¿Piensas irte pronto? ¿No puedes quedarte un poco más? Solo mientras planeo algo con los chicos y te despedimos de la forma ade...

¿Recuerdan su tic nervioso? Justo en ese momento se mordió el labio y no pude contenerme esta vez, me puse pie y le tomé el rostro, mis labios se estamparon en los suyos haciéndolo callar y al principio no se movió, después intentó separarse, debieron ver su tonta batalla por alejarme cuando era notablemente más fuerte que él.

–Jeno, yo…

–No digas nada, RenJun, no digas nada. Solo quédate conmigo esta noche.

–Pero JaeMin me está…

–Finjamos que solo somos tú y yo esta noche, yo me iré pronto y no volverás a saber de mí.

No sabrás nada más.

Pareció meditarlo por unos momentos y luego una sonrisa apreció en su rostro, ustedes debieron ver lo hermoso que se veía en ese momento.

–¿Veremos películas toda la noche?

Tan solo pude asentir, él realmente era un chico puro, tan diferente a mí.

–Voy a avisarle a JaeMin.

De nuevo solo obtuvo un asentimiento y sin dudarlo sacó su teléfono para llamar a su novio. No pasó mucho para que le respondieran.

–Estaré en casa, no voy a poder verte hoy, tengo unos papeleos del trabajo pero prometo que mañana pasaremos la tarde juntos.

Tras una charla realmente corta dejó su teléfono sobre la mesa y volvió a sonreírme.

–Ahora puedo quedarme, Jeno.

Oh, mi chico puro, él no sabía que en ese segundo había sellado su destino.

Love. ➸NoRenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora