Capítulo 6: LA LEY DEL DESAPEGO

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La sabiduría de la incertidumbre reside en el desapego... en la sabiduría de la
incertidumbre reside la liberación del pasado, de lo conocido, que es la prisión del
condicionamiento anterior.
Y en nuestro deseo de ir hacia lo desconocido, el campo de todas las posibilidades, nos
entregamos a la mente creativa, que orquesta la danza del universo.
Como dos aves doradas posadas en el mismo árbol, el ego y el yo, íntimos amigos, viven en el
mismo cuerpo. El primero come los frutos dulces y amargos del árbol de la vida., mientras que el
segundo observa con indiferencia.

- Upanishad Mundaka

La sexta ley espiritual del éxito es la ley del desapego. Esta ley dice que para adquirir cualquier cosa en el universo físico, debemos renunciar a nuestro apego a ella. Esto no significa que renunciemos a la intención de cumplir nuestro deseo. No renunciamos a la intención ni al deseo; renunciamos al interés por el resultado.

Es grande el poder que se deriva de esto. Tan pronto como renunciamos al interés por el resultado, combinando al mismo tiempo la intención concentrada y el desapego, conseguimos lo que
deseamos.

Podemos conseguir cualquier cosa que deseemos a través del desapego, porque éste se basa en la confianza incuestionable en el poder del verdadero yo. El apego, en cambio, se basa en el temor y en la inseguridad - y la necesidad de sentir seguridad emana del desconocimiento
del verdadero yo.

La fuente de la abundancia, de la riqueza o de cualquier cosa en el mundo físico es el yo; es la
conciencia que sabe cómo satisfacer cada necesidad. Todo lo demás es un símbolo: vehículos, casas, cheques, ropa, aviones. Los símbolos son transitorios; llegan y se van. Perseguir símbolos es como contentarse con el mapa en lugar del territorio. Es algo que produce ansiedad y acaba
por hacernos sentir vacíos y huecos por dentro, porque cambiamos el yo por los símbolos del yo.

El apego es producto de la conciencia de la pobreza, porque se interesa siempre por los símbolos.
El desapego es sinónimo de la conciencia de la riqueza, porque con él viene la libertad para crear.
Sólo a partir de un compromiso desprendido, podemos tener alegría y felicidad.

Entonces, los símbolos de la riqueza aparecen espontáneamente y sin esfuerzo. Sin desapego somos prisioneros del desamparo, la desesperanza, las necesidades mundanas, los intereses triviales, la
desesperación silenciosa y la gravedad - características distintivas de una existencia mediocre y
una conciencia de la pobreza.
La verdadera conciencia de la riqueza es la capacidad de tener todo lo que deseamos, cada vez que lo deseamos, y con un mínimo de esfuerzo. Para afianzarnos en esta experiencia es necesario afianzarnos en la sabiduría de la incertidumbre.

En la incertidumbre encontraremos la libertad para crear cualquier cosa que deseemos.

La gente busca constantemente seguridad, pero con el tiempo descubriremos que esa búsqueda
es en realidad algo muy efímero. Hasta el apego al dinero es una señal de inseguridad. Uno podría decir: "Me sentiré seguro cuando tenga" X" cantidad de dinero porque entonces tendré independencia económica y podré jubilarme. Y entonces haré todo lo que he querido hacer siempre".
Pero eso es algo que nunca sucede - que nunca llega.

Quienes buscan la seguridad la persiguen durante toda la vida sin encontrarla jamás. La seguridad es evasiva y efímera porque no puede depender exclusivamente del dinero. El apego al dinero siempre creará inseguridad, no importa cuánto dinero se tenga en el banco. De hecho,
algunas de las personas que más dinero tienen son las más inseguras.

La búsqueda de la seguridad es una ilusión. Según las antiguas tradiciones de sabiduría, la solución de todo este dilema reside en la sabiduría de la inseguridad o la sabiduría de la incertidumbre.

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