CAPÍTULO DOS
Debía admitir que me había dejado un poco aturdido.
Después de tantos años sin verla, no sabía que esperar. Una chica hermosa con una actitud de perra, no había estado en mi mente. Aunque yo no estaba siendo un chico bien portado, tampoco y me irritaba aún más el hecho de que ella seguía teniendo algún tipo de control sobre mí.
Ella podía sacar lo mejor y lo peor de mí. Todavía.
En nuestro último encuentro, no habíamos quedado en buenos términos.
Rompimos y lancé toda mi furia hacía ella, ignorando sus enormes ojos llenos de lágrimas y la opresión en mi pecho. En ese momento, la había odiado con cada célula de mí ser.
Parecía que el sentimiento persistía.
Había salvado su lindo trasero de convertirse en uno de ellos y lo único que había recibido había sido una mirada mordaz e insultos. Nunca me agradeció o me ofreció alguna sonrisa que transmitiera lo que no podía decir en palabras.
Eso me hizo considerar dejarla tirada y que se las arreglara sola, pero sabía que no podría hacerlo, ni ella lograrlo.
Además Cloe había sido un amor conmigo, siempre adorándome como si fuera un ser supremo que merecía toda su admiración. Ahora ella merecía que yo arriesgara mi trasero por salvarla. Seguía repitiéndome que no tenía nada que ver con su hermana bruja.
¿Qué pasaría si no encontrábamos a Cloe? O peor, ¿Si la encontrábamos y era uno de ellos?
La noche comenzaba a caer y con ella, la oscuridad. Eso nos suponía un problema para movernos y para evitar chocar contra los infectados que rondaban por el área. La idea de andar a oscuras, sin un rumbo fijo y cuidando de una niña pequeña, me preocupaba.
Está comenzando a oscurecer — susurró Emily, que se movía a mi lado con sigilo.
Elevó su rostro por una fracción de segundo, admirando el vasto cielo antes de que líneas de preocupación transformaran su expresión. Ella estaba pensando las mismas cosas que yo.
¿Estamos cerca? — pregunté, atrayendo su mirada hacía la mía.
Después de nuestro previo altercado, ella parecía haber perdido toda su fuerza. Seguía moviéndose con determinación pero sus ojos parecían haberse nublado y evitaba mirarme directamente. Era como si no quisiera que reconociera lo que había tras su mirada.
Asintió, un leve y apenas perceptible movimiento de cabeza antes de regresar su mirada al frente. — Es esa casa de ahí.
Llevé mis ojos hacía lo que ella señalaba.
Era un complejo de apartamentos de dos pisos. De apariencia sencilla, con un pequeño jardín al frente y un sendero de cemento que daba a un pórtico blanco. Bajo el cual, habían unos cuantos infectados que buscaban su camino hacia adentro.
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In his Hands - En Edición
Novela JuvenilSinopsis El destino nunca antes había sido tan injusto. Como si fueran marionetas, Emily y Blake son forzados a un reencuentro nada convencional. Ni siquiera para una ex pareja. Después de varios años sin saber del otro, los sentimientos y las pregu...