(18 de diciembre de 2009)
-FELIZ!!! -soplé las velas, vi la cera quemada sobre el pastel y se me quitaron todas las ganas de comer. tengo ocho años. me lo comí de todas maneras.mamá había invitado a todos los que vivían al rededor de la cuadra, la verdad no eran muchos niños. llegó este niño, creo que se llamaba... sam? me dijo feliz cumpleaños, me abrazó y corrió hacia su mamá, creo que le preguntó que como lo hizo su madre soltó un sarcástico "bien, cariño" se notaba la mentira en su rostro de cirujana cardióloga. su cara decía "trabajo 104 horas a la semana"
tomé a sam y me lo lleve a la cama elástica (trampolín o como le digan en tu país)
le pregunté un poco tímida
-q-q-quieres jugar?asintió y miró como su mamá movía la cabeza lado a lado, en señal de desaprobación
vi la decepción y la tristeza en los ojos de sam.
esos ojos de océano.tomé a sam y le dije que todo estaría bien, sabiendo que no lo estaría, pero haciéndolo sonar lo mas real posible
-sabes mas que nadie que esto no va a estar bien.
agarro su brazo derecho, rasguñado por mis uñas y previamente cortado con lo que parecia ser un rasguño de gato? fue corriendo directamente a lo que él creía que era el baño, aunque solo era la habitación mas cercana; la bodegasam se encerró en aquella gran habitación llena de repisas y muebles viejos, corrió lo mas lejos de la puerta, chocó con un armario y se desmayó
sam sufrió una hemorragia cerebral, y estuvo en el hospital por mucho tiempo, y lo más triste era, no el hecho de verlo así; inconsciente de cualquier acción externa. si no el hecho de ni siquiera ser capas de verlo, ni a él, ni a sus ojos de océano.