Por una pequeña broma (Ticci-Toby y tu) EDITANDO

La "broma"

Narra Mario

Todo en la cabaña estaba en silencio, como fue el primer día el tutor nos dejo libre la tarde para descansar de todas las horas que estuvimos en el autobús, las chicas se encerraron en un cuarto dando la tonta excusa que necesitaban una "noche de chicas" para sobrevivir el estar con nosotros por dos semanas, una idea bastante tonta si me lo preguntan, Carlos y yo no somos estrés antes ¿cierto?

Bueno ya, eso no importa, mientras ellas estaban en su cuarto nosotros estábamos en el nuestro. La cabaña era relativamente grande para solo nosotros cinco, había dos baños, una cocina que honestamente dudo que usemos, una sala con una gran ventana con vista al bosque y una chimenea, en el centro de la sala había una mesa chiquita y pequeños cojines alrededor. La cabaña era demasiado acogedora.

- estoy demasiado aburrido - me queje con Carlos, él no estaba mejor que yo, lo único que hacía era mirar el techo como si buscara respuestas sobre algo.

- ya somos dos Mario, además las chicas están en sus cosas, quién sabe si quieran salir o hacer algo

- Oye ¿qué te parece la cabaña?

- me gusta, esta perfecta para nosotros ¿por qué?

- ¿quieres investigarla? - pregunté con una sonrisa la cual Carlos me la devolvió mientras asentía con la cabeza.

Primero empezamos con los baños el cual solo uno era baño completo, ya saben, baño, ducha, lavamanos, etc. El otro solo era baño común. Frente al cuarto de las chicas había una puerta la cual era un armario pequeño (donde todos pusimos nuestras maletas ya mis a la cocina la cual estaba un poco grande, los cajones estaban vacíos al igual que el refrigerador y la alacena, por último dejamos un cajón que estaba por la barra que dividía la cocina con la sala, era un cajón algo largo, al abrirlo encontramos muchos cuchillos ¡demasiados! De todos los tamaños, desde chicos hasta enormes, de esos de películas de terror ¡incluso había uno carnicero! Carlos y yo decidimos dejarlos todos ahí, luego se los mostraremos a las chicas.

Por último fuimos a la sala donde había un mueble enorme de color café, la mesa también era de color café y junto a la chimenea habían pequeños troncos partidos a la mitad, listos para ser encendidos. Mi amigo pelinegro y yo decidimos sentarnos un rato con nuestros celulares, el dándole la espalda al gran ventanal y yo frente a este. Estaba leyendo unos creepypastas que tenía guardados en mis notas en el celular, el primero que me puse a leer fue el de Eyeless Jack, su historia jamás me cansaba, era interesante pero desgarradora al mismo tiempo.

Habíamos estado así por unos momentos hasta que mi celular empezó a fallar, siempre que intentaba seguir leyendo solo se salía de las notas, incluso al intentar presionar la aplicación para entrar está ya no me dejaba, como si algo me estuviese deteniendo el seguir leyendo y no fui el único, a Carlos también le empezó a fallar y lo sé porque él le estaba dando golpes a su celular con la mano y luego contra el mueble. Como si golpear algo fuese la solución.

- oye, mi celular está fallando, me saca de las aplicaciones ¿a ti te pasa? - preguntó Carlos aún golpeando las esquinas del aparato

- si, también empezó a fallar el mío, como si algo lo estuviese controlando ¿lo habrán hackeado? - le conteste aventando mi celular al espacio que tenía junto a mi.

- no creo, veo más probable que sea el software el que esté fallando- Carlos me dijo mientras también aventaba su celular. Al regresar mi vista hacia mi amigo vi algo detrás de él, era como un punto gris gracias a que afuera ya estaba oscuro.

Me le quedé viendo por un rato mientras que sentía algo frío recorrer mi cuerpo, luego vi a Carlos y como si con mis ojos le mandase un mensaje volví a ver la ventana, el pelinegro entendió la seña pero cuando el volteo el punto gris ya no estaba.