Un muy mal día puede mejorar de golpe

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No, no, no. No escuche el despertador y ahora llegare tarde a la escuela de nuevo.

Perdón no me presente. Me llamo Ana Sofía pero odió ese nombre así que todos me llaman Sofi. Tengo 14 años, mis ojos son negros con una chispa de electricidad que hace que los demás no se acerquen a mi, mi cabello es largó negro y me lo pinto con mechas azules, tengo la piel pálida y normalmente visto con los colores negro y plateado, por ejemplo hoy traigo una blusa negra con un tridente dorado en el centro, unos shorts plateados y unos converse negros. Tengo padres adoptivos porque me contaron que cuando yo era muy pequeña murieron en un accidente de coche. Mi madre se llama Verónica y mi padre Carlos y a los dos los quiero mucho.

Bueno en que iba... A sí, no había escuchado el despertador y ahora llegaría tarde a la escuela. Me vestí lo más rápido posible y me fui corriendo a la escuela pero para mi mala suerte llegue con 5 minutos de retraso. Cuando entré en el salón la maestra me miro con una mirada asesina para luego decirme.

-Tarde de nuevo. ¡Siéntate!- dijo casi gritando.

Me fui a sentar y no puse nada de atención porque tengo algo llamado THDA (Trastorno Hiperactivo por Déficit de Atención) que hace que no pueda poner atención o mantenerme quieta por mucho tiempo.

Entonces la maestra dice algo que me saca de mis pensamientos.

-Les presento a su nuevo compañero Grover Underwood- lo dijo como sí la idea de tener un nuevo alumno la molestara lo cual creo es cierto.- Grover siéntate junto a...

Sofi- me señalo para que Grover supiera en donde estaba.

Cuando se sentó se presentó:

-Hola me llamo Grover Underwood y vengo de... ¡Texas! Si de Texas.- dijo algo nervioso- ¿y tú?

-Mucho gusto. Yo me llamo Ana Sofía pero solo llámame Sofi, y vengo de New York.

Durante el resto de la clase nos la pasamos hablando hasta que sonó la campana que indicaba la hora a del almuerzo.

Cuando llegamos a la cafetería nos sentamos en una mesa y empezamos a comer, ninguno dijo nada hasta que Grover pregunto.

-Y... ¿Cómo se llaman tus padres?- oh, oh. No quería decirle que soy hija adoptiva así que sólo le dije.

-Se llaman...- pero fui interrumpida por Bárbara y su grupito de amigas populares que estaba formado por Katie, Natasha y Jessica.

-Veo que ahora tienes un nuevo amiguito- dijo en tono de burla- y también veo es un fenómeno como tú- con aquel comentario sus amigas comenzaron a reír.

No pude sopórtalo más. Así qué me pare y le dije.

-¿Por qué no mejor te largas?- y después de decir eso la empuje y cayo de pompas-¿estas bien?- dijo con tono de falsa compasión.

-¡Tonta! Hiciste que se me rompiera una uña- dijo para después levantarse e irse muy enojada a su mesa.

Después de esa escena todos en la cafetería se nos quedaron viendo hasta que Grover se paró y les dijo.

-¡¿No tienen nada mejor que hacer aparte de estarnos viendo?!

Cuando los dos nos sentamos Grover me dijo.

-¿Cómo haces para no matarlas?- pregunto algo impresionado, a lo que yo respondí.

-Cuando ya llevas dos años con ellas en la misma escuela, te acostumbras- le respondí- aunque eso no deja de lado que habeces quiera estrangularlas- los dos nos empezamos a reír hasta que sonó la campana y nos fuimos a clase.

Yo seguía sin poner atención alguna pero de una cosa estaba segura, aquel día con Grover había sido el mejor de todos.

La hija de los tres grandesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora