Capítulo 2

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Narrado por Robert

Ese día me desperté temprano para ir a clase. Fui a la cocina y, como siempre, la casa estaba vacía. Mis padres ya estaban trabajando y yo era hijo único. Cogí una tostada y me dirigí hacia el instituto, que quedaba muy cerca de mi casa.

Nada más llegar a la entrada del recinto vi a una chica en patinete y dos chicos se reían de ella disimuladamente. Mientras, ella dejaba su gracioso medio de transporte en el lugar de las bicicletas. Al acercarme un poco la reconocí. Era Hayley, la nueva que ya se había metido en una pelea el primer día de clase. Me acerqué un poco avergonzado:

-Esto... ¿Hayley? -pregunté sin alzar la voz.

-¡Robert! -exclamó-. ¿Qué tal?

-Yo perfectamente, pero si tú no quieres estar mal aquí, te recomiendo no traer el patinete -dije sonriendo, sin intentar sonar demasiado ofensivo.

-Ah... Sabía que estaba llamando la atención, pero no sabía cómo... -se rió levemente.

Estuvimos hablando un buen rato después de que ella ya guardase el patinete en su taquilla. Esta chica me caía bien, no se parecía en nada a la gente que había en el instituto. Era mucho más inteligente.

La mañana se hizo muy aburrida porque casi todos los profesores eran estrictos y no tuvimos oportunidad de hablar. La única clase que se pasó algo rápido fue la de Historia, en la que la profesora nos habló sobre el espíritu de un antiguo Rey de Inglaterra, que se rumoreaba que seguía merodeando el castillo. Aunque todo el mundo decía que esa profesora estaba loca, el tema era muy interesante y, al acabar las clases, Hayley y yo seguíamos hablando sobre lo mismo.

-Yo no creo demasiado en las cosas paranormales, pero me encantaría ir a sitios abandonados y siniestros -comenté.

-A mí me encanta mi casa nueva, tiene un sótano muy viejo. Debería ir a explorarlo...

-¿Y a qué esperas? Deberías ir hoy mismo -se notaba la emoción en mi tono de voz.

-¿Por qué no vienes tú también? Así podemos hablar sin que sea en clase, que los profesores ya nos van a coger manía -lo propuso amistosamente y a mí me parecía una idea genial.

-Claro, por mí genial. Podemos quedar por la tarde, pero no me des una dirección porque controlo muy poco.

-Podemos encontrarnos a las 7 en aquella librería -me señaló el sitio para que lo viese y era un local en mal estado.

-Genial, entonces a las 7 ahí. No vayas al sótano sin mí, ¿eh? -bromeé.

-No, tranquilo. Y tú no llegues tarde, que tienes pinta de ser poco puntual.

Estuvimos allí hablando por unos minutos más hasta que nos despedimos para ir a nuestras casas a comer. Llegué a mi casa en nada y me senté en la cocina con mis padres:

-¿Qué tal es este año el curso? -me preguntó mi madre.

-Muy bien, la verdad. Siguen estando los mismos inútiles de siempre, pero me tocaron mejores profesores y ya hice una amiga.

-¡Como sigas con esa actitud sí que no vas a hacer más amigos! -mi padre parecía molesto por haber llamado inútil a todo el curso. Mi madre lo miró mal y no comentó nada.

-¡Pero papá! No es mi culpa que todos sean gilipollas.

-Mira, Robert...

-Mejor comamos en paz, si va haciendo amigos poco a poco está bien, al menos no anda con malas influencias.

Gracias a mi madre pudimos comer tranquilos hasta que ellos se tuvieron que ir a trabajar de nuevo. Yo me pasé varias horas jugando a videojuegos y escuchando música a todo volumen. Cuando ya eran las 6:45 fui a dejar una nota en la cocina por si llegaban mis padres y no estaba y salí de camino a donde había quedado con Hayley.

Llegué justo a las 7 y ella ya estaba allí. Fuimos hablando mientras íbamos a su casa y pasamos por delante de un hospital abandonado.

-Mira, ese hospital nos sirve por si tu casa no es demasiado siniestra.

-Calla, te digo que es siniestra de verdad, no es rosa ni está llena de corazones.

-Eso habrá que verlo -me reí por su comentario y seguimos andando hacia su casa.

En cuanto llegamos, me quedé parado mirando hacía la casa sin decir nada. Era enorme y me resultaba muy familiar, ya que todos en la ciudad sabían sobre la historia de ese lugar.

-¡Robert! ¿Qué te pasa? Muévete ya, pareces tonto.

-Eh... ¿Sabes qué casa es esta? Me parece que no.

-¿Por? ¿Qué le pasa? -preguntó y estaba muy confusa.

-Esta es la famosa "Casa del crimen", todo el mudo la conoce -tragué saliva mientras hablaba, estaba muy nervioso.

-¿Ahora ya te parece lo suficientemente siniestra? -paró de bromear cuando vio la preocupación en mi cara- Oh, venga ya... ¿Tan mala es esta casa?

-Escúchame bien, hasta el día de hoy, todos los que vivieron en la casa murieron ahí, se dice que está maldita. Incluso hay un tour en autobús sobre cosas paranormales de la ciudad y pasa por aquí para explicar la historia.

-Bah, no me preocupa demasiado. Aunque ahora ya sé por qué estaba tan barata... -me di cuenta de que estaba algo nerviosa por lo que le acababa de contar.

-Entramos igual, ¿no? Parece interesante -pregunté intentando suavizar la tensión.

-Sí, vamos.

Me quedé mirando todo el jardín y la casa por fuera mientras ella abría la puerta con su llave, y me di cuenta de que un chico rubio y atractivo nos miraba desde una de las ventanas del primer piso.

-Hayley, sólo me dijiste que tenías una hermana, no un hermano también.

-¿De qué hablas ahora? No tengo ningún hermano -me dijo mosqueada.

-Sí, acabo de verlo por la ventana.

-¡Pero si ahora la casa está vacía! -se acercó a donde estaba yo y miró a la ventana, pero para sorpresa de los dos ya no había nadie-. ¿Y bien? ¿Vas a parar de gastarme bromas ahora?

-¡Te juro que lo vi! No tengo motivos para inventarme eso.

-Igual sólo quieres hacer que mi casa parezca más siniestra...

Pensé que a lo mejor me había inventado al chico rubio de la ventana, así que le dije que igual vi mal y entramos en la casa. Tomamos algo de merendar antes de nada y me enseñó toda la casa. La verdad es que era muy bonita por dentro, más de lo que yo había pensado. Fuimos hasta la puerta del sótano y la abrió con llave.

-La verdad es que no me atreví a explorarlo a fondo, vamos a ver si da mucho miedo... -me dio una linterna por si las moscas, pero encendió el interruptor de la luz y funcionaba perfectamente.

Bajamos las escaleras, que eran muy antiguas y estaban llenas de telas de arañas, y llegamos al sótano...

Retorno a Murder HouseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora