"And I don't care what they say about you baby"
Al pasó de algunos minutos ella dejó de llorar y nos quedamos en ese tranquilo silencio... hasta que yo en un acto de valentia lo rompí.
- ¿Son ciertos todos aquellos rumores? - Pregunté
- Suspiro - ¿Sólo quieres saber eso? ¿Tan sólo quieres eso de mi? - Dijo con un tono cansado y lleno de tristeza a la vez que se levantaba para irse de ahí
- ¡No! Claro que no, a mi no me importa lo que digan de ti - Dije rápidamente y tomando la por la muñeca
"They don't know what you've been through"
En su rostro se dibujó una mueca de dolor y dejó salir un quejido de sus labios, a lo que yo solté veloz y subí la manga de la chaqueta que siempre traía puesta.
Mis ojos comenzaron a cristalizarse y ella agachó la mirada, comencé a pasar las yema de mis dedos con total cuidado por todas aquellas cicatrices y heridas.
- ¿Porque lo haces? - Pregunté con un hilo de voz
- Yo sólo quiero morir - Dijo con la voz quebrada en un susurro
Me quedé callada por primera vez, no sabía que debía decir, esa hermosa chica de ojos esmeralda no era lo que todos pensaban, ella no era la chica de mala reputación que todos hablaban en la escuela.
Ella sólo era una chica rota que había perdido sus ganas de vivir...
- No lo hagas... por favor - Dije aún con un hilo de voz
- ¿Porque debería seguir aquí? Absolutamente a nadie en este mundo le importo, para mi familia soy una decepción más y en la escuela nadie me quiere cerca de ellos, estoy cansada de eso... - Dijo agachando la mirada
La tomé por la barbilla y uní nuestros labios, sintiendo por primera vez la suavidad de sus labios. A los pocos segundos sus labios correspondieron a mi beso con un poco de torpeza.
"Trust me, I could be the one to treat you like a Lady"
Me separé un poco de ella cuando el oxígeno comenzaba a faltarme, le sonreí ligeramente y dibuje una pequeña caricia en su mejilla.
- A mi si me importas - Dije con una sonrisa
Ella sonrió de igual manera y me abrazo por la cintura, así estuvimos unos momentos hasta que nos volvimos a sentar junto a la orilla del lago, el sol comenzaba a ocultarse creando un hermoso atardecer.
Recargue mi cabeza en su hombro y ella postro la suya sobre la mía. Nos quedamos unos minutos en ese precioso lugar y cuando el cielo comenzo a oscurecer decidimos que era momento de irnos.
