Cap.6

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Aclaro: el nombre del enfermero se pronuncia Cheis, que lo disfruten xD.



Ya tenía un mes en el hospital, sentía que en cualquier momento iba a enloquecer, ya podía caminar un poco mas rápido que antes, claro, pero igual tenía que usar la andadera o unas muletas, ya conocía a la mayoria de los enfermeros y algunos doctores, todos eran amables, pero me agradaba mucho Chasse, era el que mas iba a mi habitación y eso se debía a que era el que hacia las terapias, era jóven, tenía solo 22 años, solo llevaba un par de años ejerciendo su profesión como terapista.

Chasse era bastante apuesto, alto, ojos verdes, cabello castaño oscuro, de piel clara, aunque estaba un poco quemada ya que iba a la playa seguido, con una sonrisa espectacular, sus dientes eran de un blanco que no parecía real, le gustaba dejarse la barba para verse mayor y para que lo tomaran con el suficiente "respeto" que según él no le daban, él era el chico perfecto para cualquiera, como diría mi madre, el "Ken" de la vida real, su egocentrismo hacía que lo que pensaba mamá cuando veía a chicos así fuera cierto.

Ya faltaban solo dos días para que me quitaran los clavos externos, los internos si tenian que durar un buen tiempo más, ya que el hueso se había quebrado en dos, pero de solo saber que me iban a quitar esas cosas que sobresalían de mi pierna, me parecía perfecto.








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Todo no podía ser bueno, el doctor le dijo al tío Jack que no podría practicar algún deporte todavía, no era nada superficial lo que me había sucedido, que la tibia se quebrara en dos no era para nada superficial,  necesitaba un cuidado especial y terapias para que la recuperación fuese rápida.

-Y sí te dijeron que ibas a utilizar un bastón por un tiempo ¿no?- Dijo Chasee colocandome la pierna en alto.

-No, no me dijeron, pero me parece mejor que las muletas ó la andadera- subí los hombros para restarle importancia.

-Te pareceras al Dr. House- soltó una carcajada.

-House tiene un problema en toda la pierna que le impide moverla con soltura- rode los ojos y reí.

-Pero piensa un poco, ¿te imaginas lo ruda que te vas a ver caminando con un bastón por los pasillos del colegio?- solto otra carcajada.

-Lo que puedo imaginar es yo dandote con ese bastón por la cabeza para que veas lo ruda que puedo ser- alce una ceja y reí de forma maliciosa.

-Uuuuhhh- hizo como si temblara -que mala- solto una risa.

Me encantaba estar con él, me hacía reír bastante, era un chico muy alegre, siempre tenía anécdotas que contar, como la vez que se quedó fuera de la puerta de su casa con una fuerte tormenta por que había dejado las llaves y la de repuesto no la había dejado en la maceta que siempre la dejaba por si se le perdía la original y cuando dejó de llover rebuscó nuevamente en su mochila y estaban ambas llaves, ó la vez que se le quemó el pollo que había dejado preparando en el horno y tuvo que comerse solo las papas y la ensalada porque se quedó dormido, la verdad la pasaba bien con él, la terapia duraba una hora diaria así que era el que más me visitaba a la habitación.

Después de todo había hecho un buen amigo en aquél hospital, algunas enfermeras entraban cuando estaba él para unirse a nuestra conversación, se podia decir que era un pequeño descanso de todo aquel trajín diario, y nos despejabamos un rato mientras él hacía su trabajo, se notaba que le encantaba lo q hacía, era bastante dedicado y puedo decir que nunca me lastimó.

El Hijo De Mi TioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora