Las sirvientas aplicaron crema y otros productos cosméticos sobre la piel blanca de Katherine, inclusive pusieron un poco de labial en ella.
―¿Les he mencionado cuánto odio esto? ―dijo Kate, harta de todo lo que le estaba pasando.
―Tres veces antes de que terminemos ― respondió una de las sirvientas mientras le aplicaba una loción en las muñecas. ―Listo, hemos terminado.
Todas se apiñaron en un rincón de la recámara para observarla de arriba hacia abajo y darle el visto bueno. Y vaya que se veía bien.
Pronto todos corrieron a arreglar las mesas y preparar el salón de eventos. Si Andrew llevaba compañía debían preparar lo mejor de lo mejor para recibir al invitado.
―Pronto llegaremos Citlaly, sin embargo debo advertirte que los modales de mi prometida puede que no sean refinados ―advirtió el joven al recordar el estado tan defectuoso en el que había recibido a la mercancía en cuestión.
Andrew comenzaba a pensar que haber mantenido en secreto su compromiso salido de la nada habría sido una mejor opción para todos.
―No me interesa, sólo quiero verla y ya...bueno, tal vez una comida a cambio de la que me acabo de perder no estaría mal ―dijo Citlaly en un vano intento de quitarle la tensión a su hermano.
―Está bien porque ya hemos llegado ―bajaron del carruaje y los escoltaron hacia el interior de la mansión.
―Lady Katherine, han llegado el señor Scanlan y Lady Scanlan ―presentó Dante ante Kate, quien se encontraba bajando las escaleras de una forma delicada, como su madre le había enseñado cuando aún tenían una casa propia...y a su padre.
―Gusto en conocerla señorita Scanlan, Andrew me ha hablado un poco sobre usted y sus negocios en la industria textil ―murmuró y terminó de bajar las escaleras.
Andrew había escuchado que el maquillaje hacía maravillas con las mujeres, sin embargo Katherine era la prueba fehaciente de que eso era verdad.
Su blanca y delicada piel se notaba bien ahora que no tenía las manchas de mugre encima, incluso su busto se veía un poco más prominente de lo que lo hacía ver el vestido verde que cargaba desde que la compró.
Por un momento sus cinco sentidos fueron atrapados por la belleza física de Katherine, hasta que una de las sirvientas le lanzó un corcho desde detrás de una de las enormes cortinas para que reaccionara.
―Que lindo cabello, ¿tardas mucho en cepillarlo? ―fue lo primero que dijo Citlaly, incluso antes de devolverle el saludo.
―No, las sirvientas son las que se han encargado de ello todo este tiempo, pero cuando yo lo llego a hacer, me resulta muy rápido el ejercicio.
―Que mujer más linda ha conocido mi hermano...¿pero dónde fue exactamente? ―una sonrisa satánica se asomó en la boca de Citlaly, lo que logró que Kate diera un respingo y que su mente se pusiera a trabajar en un momento romántico para el encuentro de lo que sería una pareja amorosa.
―Fue casualmente en una reunión con los empleados de una constructora, él asistió a supervisar la obra y en ese momento yo iba llegando con mi padre. Al parecer, como era la única mujer ahí, se vio obligado a hablarme y voilá, así fue como ambos terminamos juntos ―el relato era demasiado convincente.
Andrew aún no tenía ni la menor idea de cómo podía saber Kate algo acerca de su familia, si ni siquiera habían hablado al respecto. Probablemente en la noche se lo preguntaría.
―Pasen, justo las empleadas estaban preparando la comida ―agregó la bella anfitriona que al fin había logrado acercarse a la invitada de Andrew.
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Subasta de mujeres
RomanceKatherine es una chica sumida en la miseria debido a que su padre murió cuando su propiedad se incendio, ahora solo cuenta con su madre quien, debido a su edad y a su enfermedad, no puede conseguir un empleo estable. Kate se ve obligada a entrara la...