Capítulo 1 - Secuestro

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Fairy Tail y sus personajes no me pertenecen, son propiedad de Hiro Mashima.

AN: Debido a la naturaleza del desafío Lyon estará con mucho OOC. Trataré de ir desarrollando progresivamente el cambio de su personalidad, pero son pocos capítulos, así que en un punto el salto será bastante pronunciado y caeré en el OOC.

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Capítulo 1: Secuestro


Juvia odiaba la lluvia.

Cada vez que el cielo dejaba caer el agua torrencial, la maga recordaba el sentimiento de soledad que la había azotado gran parte de su vida. Para ella el mal tiempo siempre eran malas noticias, abandono, aislamiento, desamparo, desamor... No había consuelo en la lluvia.

Esa tarde gris no era excepción. Si bien no era su propia magia la que provocaba las precipitaciones (pues ya hace tiempo había dejado de tener ese efecto), sus emociones estaban teñidas de ese color oscuro que adornaba el cielo.

Una vez más, ya perdiendo la cuenta de la cantidad, Gray-sama había despreciado sus sentimientos. Juvia creía que podía soportar su rechazo, que podría seguir con su optimismo y buen ánimo con solo amarlo profundamente, pero ya no era suficiente. Juvia necesitaba amor, quería que él la amara, que vea lo bueno que ella tenía para ofrecer, lo tomara y atesorara. Que la valorara, la cuidara, protegiera.

Las gotas de lluvia resbalaban por su cabello, dibujaban el contorno de su rostro, para luego recorrer el largo de su cuerpo. El frío la abrazaba, con la ropa pegada a su piel, la temperatura haciéndole recordar cruelmente la mirada helada de su amado.

— Juvia-chan — Escuchó que alguien la llamaba. Sus ojos azules se desviaron del cielo oscuro y se dirigieron a quien llegaba a su lado. El rostro de Lyon, iluminado por un farol que le daba un halo cálido a su figura, mostraba una profunda preocupación. — ¿Qué haces aquí, debajo de la lluvia? — El chico llevaba en su mano derecha un paraguas negro bastante amplio que utilizó para cubrir a la maga, quedando ambos bajo su amparo.

— Juvia solo está pensando... — Dijo con un hilo de voz muy suave, que delataba su sufrimiento.

— ¿Sucedió algo? — Preguntó él y buscó su mirada. La chica de cabellos azules, fijó sus ojos en el espacio entre sus zapatos y luego de una pausa breve movió la cabeza en gesto negativo.

— No, no sucedió nada. Juvia debe ir a su casa. — Se separó de la protección del paraguas que él ofrecía, su cuerpo recibió nuevamente las frías gotas del cielo.

— Te acompaño. — Le ofreció con una sonrisa amable. — No es necesario que sigas mojándote.

— El agua no le hace daño a Juvia. — Comentó ella mientras comenzaban su camino hacia Fairy Hills.

— Supongo que no, eres una maga de agua. — Concedió él viendo hacia el frente. — Pero por la mirada en tus ojos, creo que algo de dolor te provoca.

Continuaron su camino en silencio, acompañados solo por el sonido monótono del ambiente lluvioso. Juvia se sentía extraña, todavía tenía la sensación de vacío en su interior, provocada por la escena con Gray en el gremio, pero a su vez, un sentimiento cálido comenzó a extenderse en su pecho. Sus ojos se dirigieron sutilmente al mago de cabellos blancos que caminaba junto a ella, sujetando el paraguas en medio para protegerlos a ambos del clima. El chico tenía una sonrisa serena en su rostro y sus ojos también poseían ese tiente helado que reconocía en su eterno amado, pero había algo más en ellos... A diferencia de Gray, Lyon estaba feliz. Feliz de estar a su lado.

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