Capítulo 5: Hifefilia

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Hifefilia: La excitación sexual depende de la posesión de algún objeto ajeno.

Desde hacía ya un tiempo que Gray tenía asumido que Juvia lo volvería loco, solo que esto lo pensaba respecto de sus continuas demostraciones de afecto o declaraciones espontáneas. Nunca imaginó que su desequilibrio se desataría por emociones tan intensas como las que sintió en las últimas 24hs.

Primero la preocupación cuando llegó a su habitación en Fairy Hills y ella no contestó la puerta. Luego, la adrenalina alimentó su ansiedad al encontrar el cuarto vacío y la lácrima en el techo. Le siguió una profunda angustia al descubrir que la chica no durmió en su dormitorio y fue reemplazada por una ira irracional cuando entendió que estaba con el Mago de Lamia Scale.


Pero la magnitud de sus sentimientos se volvieron desbordantes al estar en la puerta de la casa de Lyon. Recordaba su cuerpo temblar, poseído por sus sentimientos que por tanto tiempo se ocupó de mantener a raya. En ese momento no sabía lo que decía ni lo que hacía, de lo único que era consciente era que Juvia tenía que volver con él a Fairy Tail, y no le importaba que tanto ella quisiera resistirse.

Mientras viajaban en el tren, de regreso a su ciudad, Gray volvía a tener control de sus acciones y emociones. Sus ojos oscuros de desviaron del paisaje nocturno que observaba por la ventana recayendo en su compañera de largos cabellos azulados, quien mantenía la postura tensa con sus manos sobre su regazo y su mirada fija en sus dedos. Se preguntaba qué podía estar pasando dentro de la -siempre activa- mente de la maga elemental y, muy en el fondo de su mente, temía que sus pensamientos estuvieran centrados en Lyon. El calor de los celos abrazó su interior, no podía soportar la idea que ella quisiera quedarse con el chico de cabellos blancos.

— Juvia no entiende... — La escuchó decir, sacándolo de sus pensamientos. — Lyon-sama la encerró en una habitación... — Instintivamente Gray cerró los puños sintiendo la tensión ascender por sus brazos. — Él decía que lo hacía para proteger a Juvia, porque ella estaba sufriendo por Gray-sama. Pero a su vez, la lastimaba al encerrarla. Juvia estaba tan asustada— La culpa se aferró a su estómago como un nudo apretado — Luego, Juvia entendió las intenciones de Lyon-sama. Pudo sentir la intensidad de su amor hacia ella, se sintió tan comprendida...

— Juvia, no digas eso... No puedes identificarte con alguien así

— Lyon y Juvia tienen una forma de amar muy parecida....

— ¡No es cierto! Lo que él te hizo, fue terrible, ¿Qué clase de persona secuestra a otra? — Juvia se encogió de hombros y lo miró fijamente. Sus ojos azules indescifrables en una expresión severa que llevó intranquilidad al Mago de Hielo.

— Luego vino Gray-sama. — Él frunció el ceño. — Decidió que Juvia no debía quedarse con Lyon-sama y la obligó a irse.

— ¿Estás reprochándome eso? ¡Fui a salvarte!

— Juvia no pidió ser salvada. — Respondió ella y su tono le resultó extraño, demandante. — Gray-sama hizo lo que creyó mejor para Juvia, sin importarle lo que ella pensara o quisiera. Igual que Lyon-sama.

— ¿Estás comparándome con ese enfermo? ¡Demonios, Juvia!

— Juvia solo quiere entender. — Le dijo ella y su mirada se agudizó. — ¿Por Qué Gray-sama y Lyon-sama creen tener el derecho de decidir sobre ella? — Eso lo dejó sin palabras. En ningún momento pensó lo que ella quería, la Maga de Agua le dijo que prefería quedarse y él la forzó a volver a Magnolia.

— Lyon es un enfermo. — Respondió. — Tú misma acabas de decir que te tenía encerrada. Te secuestró.

— De acuerdo. — Respondió ella asintiendo levemente con la cabeza. — ¿Cuál es la excusa para tí?

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