En mitad de la noche, en una pequeña buhardilla lúgubre, Quarciso, sentado en el borde de su cama deshecha, exhausto por el horror y el llanto, llama por teléfono a su amigo
¿Puedes oírme, amigo? ¿Estás ahí?
Intento localizarte y no lo consigo
En estos meses te he sentido esquivo;
Tras este mensaje habrá cambiado mi destino
Te llamo desde la desesperación, hundido en la demencia
Ciego molino de agonía en un violento giro
Destruido, destructivo
Roído por la obsesión
Es mi cuarto día sin dormir, no por la conmoción
Sino por miedo a que la realidad -a la que en vela engaño-
Me asalte de nuevo en medio de un sueño
Y me arroje al horror de vivir
¡Dios mío, hermano, la he perdido!
Nos hemos roto y ya no encajan nuestras piezas
Somos dos trozos de distintos rompecabezas
Y ni siquiera sé cómo ha ocurrido
Hace tiempo la sentía extraña
Y una mañana la encontré sentada ¡Pobre, qué pálida estaba!
Pregunté qué pasaba y respondió: «Nada»
Mirándome a los ojos con compasión despiadada
-Eres un gran hombre, mi amor -dijo-, todo irá bien
Con la sonrisa más triste que jamás vi en alguien
-Pero ¡¿qué sucede?! -alcé mi voz asustada
-No es por ti -balbuceó sin izar la mirada
Una honda vaciedad me invade desde hace tiempo
-dijo de pronto- y no has sabido detectarla
Pero cuando alguien se desvive tan fuerte por otro
Como yo por ti -añadió segura y calma-
Pueden morir en él su propia identidad
Su voluntad, su esencia, su alma;
Por eso es preciso que ahora te alejes, vida mía
Para que yo pueda recuperarlas
Esas palabras sordas y esa piedad fatal
Me bastaron para entender que ese era nuestro final
Hace ya un mes que me fui, todo lo dejé allí
Salvo la esperanza de que vuelva a mí
Te busqué para contártelo, amigo
He vuelto con mi anciana madre
Que aún no sabe la verdad de lo ocurrido;
Me avergüenza tanto mi miseria, guardo en silencio mi castigo
¡Ah, pero el tiempo pesa despacio!
Ella me jura que no hay nadie más
Que sólo necesita algo de tiempo y espacio
Pero sospecho que en su pecho esconde otra verdad
Aun así nos seguíamos viendo
Paseábamos, reíamos, sentí que me amaba de nuevo;
De pronto respirar pesaba menos
Y regresaban mi hambre y mi ilusión por seguir viviendo
Y le suplicaba que volviéramos
Pues hasta hace poco decía amarme como a su vida
-Aún puedo hacerte feliz -le decía
Entonces se volvía seria, indiferente, esquiva
Ella acudía siempre luminosa a cada cita;
Yo, harapiento, a rastras de mí para salvarme en ella;
En mis ojos tristes la alegría de poder verla
En los suyos de nuevo esa compasión maldita
Pero sólo venía si yo rogaba, jamás me buscaba
Hace una semana que no responde a mi llamada
Desde entonces no hay luz en su ventana
A veces se prende en la madrugada
He irrumpido en el hogar mientras no estaba ¡mi hogar!
Lo he revuelto todo, he registrado cada lugar
Buscando y deseando no encontrar
La huella de traición sospechada
Y cuando vuelve me pregunta qué hago allí
¡Como si esa nunca hubiese sido mi morada!
La miro a los ojos y le digo que la amo
Y es como un insulto que esculpe el desprecio en su mirada
¡El silencio se hace grito y desagraviamos en sexo violento
Y ahí quisiera estrangularla y eyacular dentro!
Pero como ante una madre me rindo en su pecho
Y tras semanas de celos insomnes por fin me duermo
Pero en mitad de la paz azabache
Me pide otra vez que me marche
Me enjuago el rostro con mis propias lágrimas
Y huyo como un chucho apedreado en la noche
Y vuelvo a lugares donde paseamos nuestro amor
Como si en ellos aún quedasen átomos de nuestra unión
Igual que el asesino regresa al lugar del crimen
Vuelvo nostálgico al lugar del error
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Quarcissus
PoetryEs la historia de un héroe profundo De esos héroes sin capa ni espada Que cargó la gárgola de la nada Y a hombros del alma las penas del mundo Reflejó lo oscuro del Ser inmundo